12 jun 2012

Quieren probar que Gardel era nieto de catalanes

El orgullo nacional es un concepto profuso, confuso y difuso, de modo que la gran Argentina siempre ha soportado con dificultad que el pequeño Uruguay vecino insista en demostrar que Carlos Gardel era uruguayo y nieto de catalanes. Ahora los defensores de la tesis uruguaya han lanzado una nueva campaña internacional para probar los hechos, encabezada precisamente por los bisnietos de ambas ramas familiares en litigio: http://adngardel.blogspot.com.ar. Los partidarios de la versión francesa sobre el nacimiento del cantante en Toulouse el 11 de diciembre de 1890 de la soltera Berta Gardes (fruto de su relación con el casado Paul Lasserre) se han enfrentado durante largos años a los defensores de la tesis del nacimiento de Gardel en la ciudad uruguaya deTacuarembó el 11 de diciembre de 1887 o incluso
algunos años antes como hijo extramatrimonial del hacendado Carlos Escayola Medina y su cuñada menor de edad María Leila Oliva, dado en adopción con posterioridad a Berta Gardes. Esta última era hija de Vital Gardes (Toulouse 1835-1903) y Helena Camarés (Albi 1839-Toulouse 1931). Por su parte, Carlos Escayola Medina era hijo de Juan Escayola Casagemas, carpintero nacido el 1813 en Sabadell (Barcelona) y emigrado a los 23 años a Uruguay, donde se casó con Bonifacia Medina, de modo que Gardel sería nieto de catalanes.
Los registros civiles operaban de forma rudimentaria durante el aluvión migratorio registrado en Argentina y Uruguay. Carlos Gardel declaró en múltiples ocasiones a lo largo de su vida haber nacido en la ciudad uruguaya de Tacuarembó el 11 de diciembre de 1887. Así lo hizo constar en todas las renovaciones de sus documentos de identidad, incluso al obtener la nacionalidad argentina en 1920, momento en que además testificó (sin partida de nacimiento ni otro apoyo documental) ser hijo de "Carlos y María Gardel, uruguayos ya fallecidos", prescindiendo de cualquier alusión a Berta Gardes. 
Tan solo citó por primera vez haber venido al mundo en Toulouse en una declaración manuscrita conocida tras su muerte, redactada menos de dos años antes como testamento hológrafo no protocolizado ante notario. Sustentaba su afirmación en una partida de nacimiento emitida en 1921 por el ayuntamiento de la ciudad francesa a nombre de Charles Romuald Gardes, con la citada fecha de 11 de diciembre de 1890, hijo de la soltera Berta Gardes y padre desconocido. Para los defensores de la tesis uruguaya, este documento podría corresponder a otro hijo de la misma mujer, emigrada en 1893 junto a su vástago de tres años a Argentina, con períodos de residencia en Uruguay. Aquel hijo Charles Romuald Gardes habría fallecido posteriormente y su madre tomado en adopción al futuro Carlos Gardel. 
El cantante viajó siempre con pasaporte uruguayo, renovado en varias ocasiones con los mismos datos. En el momento de su prematura muerte en el accidente del aeródromo de Medellín de 1935, el último apoderado de todos sus negocios, Armando Defino, tuvo mucho interés en que Berta Gardes fuese reconocida judicialmente como madre biológica legal gracias a aquella partida de nacimiento francesa, sin lo cual los bienes del artista podrían haber revertido al Estado, dada la nebulosa documental sobre su auténtica filiación hasta la aparición y rápida validación del citado testamento hológrafo no protocolizado. A la postre los bienes y derechos del cantante no solo revirtieron en Berta Gardes, sino en el administrador Armando Defino a la muerte de ella, ocho años después de la de su hijo real o adoptivo (tan solo los derechos discográficos de Gardel representaban 33.000 dólares cuatrimestrales, según datos de la sociedad de autores argentina SADAIC de 1999). 
Los jueces argentinos denegaron en 2004 la autorización para practicar la prueba de ADN a los restos de Gardel y cotejarla con los de Berta Gardes, enterrada en el mismo panteón del cementerio porteño de La Chacarita, como habían solicitado las autoridades uruguayas a fin de aclarar la realidad. La negativa de la justicia argentina se basó en que los juicios sucesorios entablados en Argentina y Uruguay a la muerte de Gardel habían dado por válido lo afirmado en el testamento hológrafo y no cabía revisarlos. Cuando se acaban los argumentos y las pruebas, los argentinos suelen replicar que da igual la filiación real del argentinísimo Garlos Gardel, mientras los uruguayos insisten en que brille la verdad.

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