17 mar 2014

Françoise Giroud, el gran periodismo en femenino

Después de siete años de convivencia y de fundar entre los dos el semanario L’Express en 1953, el apolíneo Jean-Jacques Servan-Schreiber la dejó en 1960 por una chica veinte años más joven y la despidió de la revista. La célebre periodista, escritora y ex ministra de Cultura Françoise Giroud se intentó suicidar, los médicos lo impidieron in extremis y entonces decidió escribir un libro autobiográfico, titulado Una mujer libre. No lo publicó. Tras su muerte, sobrevenida en 2004, encontraron el manuscrito. Ha sido publicado por Gallimard. Acaba de aparecer la versión italiana. De la castellana o catalana no hay noticias (no confundir con el libro de Françoise Giroud sobre
Lou Andreas Salomé, titulado Lou: una mujer libre, editado por Paidós en castellano en 2004). La papisa de la crítica literaria del diario Le Monde, Josyane Savigneau, no se ha mostrado tierna con el libro póstumo: “Tal vez no sea no verdaderamente lo que el título indica, ya que retrata a una mujer entrampada”.
Libre o entrampada, la peripecia de Françoise Giroud es la del gran periodismo europeo del siglo XX y la de una mujer muy poco convencional, además de brillante. Los viejos lectores de la prensa francesa le conservamos un reconocimiento, a ella y al semanario que dirigió de 1961 a 1977, después de que Servan-Schreiber la volviese a llamar. Aunque a partir de la creación en 1966 de Le Nouvel Observateur el corazón se nos fuese algo más a la izquierda que a L’Express, ambos mantienen hoy un nivel destacado, igual que el tercer semanario Le Point
¿Qué semanarios de amplia información general como esos hay actualmente en Cataluña y en España? Ninguno. Tal vez encontraríamos aquí algunas periodistas de trayectoria comparable a la de Françoise Giroud, salvando las distancias que se quieran, pero me temo que se han quedado sin tribuna y colaboran como mucho en algún medio digital, probablemente sin cobrar. Sería preciso remontarnos a Irene Polo y Mari Luz Morales, pero eran los tiempos de la República y la Guerra Civil. Se me ocurren algunos nombres contemporáneos, pero de pequeñito me enseñaron que no debe señalarse con el dedo.

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