2 may 2014

La política de fomentar la desigualdad y un ejemplo concreto


En la misma página del diario leo dos noticias contrapuestas. Retratan sin necesidad de comentarios una misma realidad: la desigualdad creciente y las políticas que han conducido a ella. Por un lado, la obra de teatro de éxito más resonante esta temporada, “Llibert,” representada con localidades agotadas en dos tandas de tres semanas en dos salas del circuito paralelo barcelonés como son el Almería Teatre y la Biblioteca de Catalunya por una compañía de tan solo tres actrices, no puede prolongar las funciones porque las protagonistas han cobrado en total 1.400 euros brutos cada una por dos años de preparación y trabajo. Al resto del aclamado equipo (director, escenógrafo, técnicos de vestuario, luz, sonido) le ha correspondido 248 euros brutos por persona, gracias a
las aportaciones de 117 micromecenas a través de una campaña Verkami. La compañía ha anunciado que volverán a representar-a si pueden cobrar para vivir.
Las palabras en su página Facebook son de impacto: “Nos hemos propuesto volver a representar ‘Llibert’ si podemos cobrar para vivir. Qué decisión más atrevida, ¿verdad? Pero así somos y así lo hemos decidido. No, no se prorrogará. Lo desearíamos, lo haríamos, nada nos haría más felices que seguir representando ‘Llibert’ eternamente, o por lo menos una temporada larga, y que la pudiese ver mucha gente. Lloramos de tristeza al pensar que esto se acaba aquí, pero no, ¡no la prorrogaremos!”,
En la misma página del diario, al ladito, leo que el elitista Festival de Peralada, organizado cada verano en el ilustre casino ampurdanés de millonaria propiedad privada, recibe una subvención pública de 200.000 euros. El ministerio y la conselleria de Cultura, con sus centenares de asalariados, practican la política cultural que concuerda con las demás políticas de los mismos gobiernos. Fomentan y aumentan la desigualdad en vez de combatirla, como dicen que hacen.

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