2 mar 2015

El diario Corriere della Sera, un viejo amor

Las viejas damas dignas no son inmunes el paso del tiempo, simplemente lo llevan con más elegancia. Es el caso del veterano diario milanés Corriere della Sera, que sigo desde muchos años atrás con un interés intacto, visto como parte integrante del mejor periodismo europeo. La primera vez que visité Milán de jovencito gracias al tren (antes de que los vuelos low cost a sus aeropuertos de Malpensa y Linate lo convirtiesen en un desplazamiento más asequible que a Puigcerdá, por ejemplo) estaba dispuesto a renunciar a visitar el Duomo, la Scala, la Galleria Vittorio Emanuele, la torre Velasca, la escalinata de la Stzione Centrale, el moderno rascacielos del Pirellone, el Castello Sforzesco y los canales urbanos de los Navigli, pero de ningún modo pensaba prescindir de dos prioridades: ver la sede del Corriere della Sera ni que fuese desde fuera y, en segundo lugar, sentarme un rato a la sombra de la
obra culminante del arquitecto renacentista Donato Bramante, los dos patios gemelos del Sacro Cuore que hoy acogen el efervescente movimiento humano de una universidad.
La sede del Corriere della Sera no tiene externamente nada de particular, menos aun bajo la pioggerella o la nebbia típicamente milanesas. Sin embargo me detuve ante ella como frente un templo, un monumento, un símbolo. Ha sido una cantera de grandes periodistas y escritores (se acaban de editar en castellano dos libros derivados: las crónicas del Giro ciclista de Italia publicadas por el escritor Dino Buzzatti en este diario en 1949 como una auténtica descripción del país y una recopilación de artículos vibrantes de Indro Montanelli sobre la revolución húngara de 1956). Su lectura nos enseñó a algunos aprendices del oficio que hacer periodismo no consistía solo en redactar gacetillas, como podía parecer entonces por aquí. 
En diciembre de 1986 el director del nuevo diario romano Repubblica, Eugenio Scalfari, anunciaba lo que llevaba esperando con ardor durante diez años: “Les anticipo una noticia: el mes de noviembre Repubblica ha sobrepasado al Corriere de modo estructural y no episódico. Ya es un hecho: 505.000 ejemplares de venta diaria en noviembre, contra 487.000 el Corriere y 405.000 la Stampa”. 
Se acababa de producir il sorpasso más famoso de Italia, después del cinematográfico de Vittorio Gassman y del político, nunca consumado, del PCI sobre la Democracia Cristiana. La vitalidad de la prensa y las editoriales italianas es un espectáculo que se ofrece por poco dinero cada día en el kiosco. En cualquier lugar del país se puede pasar el día leyendo diarios y revistas sin asomo de aburrimiento, lo que representa uno de los atractivos del viaje a Italia. 
La edición internacional del Corriere que se puede comprar cada día en Barcelona es de un formato reducido. A veces sueño uno de aquellos billetes aéreos low cost hasta los aeropuertos de Linate o Malpensa para leer el Corriere en el majestuoso formato sábana original, como los billetes de las liras de antes. El Corriere envejece con una elegancia milanesa envidiable, indimenticabile
Por su lado, los dos claustros gemelos de Bramante en la actual Universidad del Sagrado Corazón representan una obra maestra renacentista que renace cada día, cuando irrumpen los estudiantes que la utilizan. Mis mejores mañanas milanesas las dedico a sentarme bajo estos arcos y leer el diario. Viajar consiste muchas veces en buscar un lugar agradable donde dejar de viajar un rato y mirar pasar el mundo.

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