28 may 2019

Los libros de los grandes clásicos son para leer, no solo coleccionar

Mi padre alineaba ufano en un estante de casa los volúmenes de la colección Bernat Metge de clásicos grecolatinos traducidos al catalán, que recibía periódicamente por suscripción. Le pregunté cuándo pensaba leerlos y me dijo que lo haría una vez jubilado. A su muerte, veinte años después de jubilarse, la larga colección de lomos ocres permanecía intacta, con las páginas intonsas (sin cortar). La venerable colección Bernat Metge, iniciada en 1922 bajo el mecenazgo de Francesc Cambó, ha traspasado su fabuloso fondo de armario al grupo editorial Som (Cultura 03), con la participación de la Fundación Bancaria la Caixa para dinamizar las ventas, que falta le hacía. El nuevo grupo propietario es el mismo de los sellos editoriales Ara y
Amsterdam, así como de la revista Sàpiens. Publicará cuatro novedades al año, y acaba de lanzar una oferta de promoción para comprar las primeras a precio módico conjuntamente con el diario del domingo.
Los 417 títulos publicados a lo largo de los últimos 97 años por la colección la convierten en un auténtico monumento desde muchos puntos de vista, pero los monumentos también precisan restaurarse, y las traducciones más aun. Las obras maestras de los clásicos griegos y latinos lo son precisamente por su capacidad de atraer a nuevas generaciones de lectores.
Almidonados en las traducciones y encuadernaciones de la Bernat Metge, aquellos clásicos imponían demasiado, eran más un voluntarioso lujo cultural que un placer de lectura. Si aquellos mismos títulos hubieran sido editados en formato de bolsillo y traducciones de lenguaje llano, habrían resultado mucho más accesibles.
El valor de un libro no se mide solo por el prestigio social que se le atribuye, también por las páginas arrugadas y cargadas de anotaciones, la encuadernación descoyuntada a lo largo de múltiples lecturas, incluso por alguna mancha de grasa sobrevenida por accidente sobre las frases impolutas del autor. Un libro es un instrumento de uso, una herramienta práctica, no un relicario de las esencias.
La promoción de relanzamiento de la colección Bernat Metge por parte de los nuevos propietarios  especifica que las traducciones han sido revisadas, no encargadas de nuevo.

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