3 abr 2020

El radiante y oculto estilo florentino de una iglesia de bodas en el barrio alto

Relativamente apartada en la parte alta de Barcelona, el nombre de Santa María Reina lleva a confundirla a veces con el vecino monasterio de Santa María de Pedralbes, aunque se trata de dos joyas muy distintas: una renacentista y reciente, la otra gótica y cargada de historia. La belleza descaradamente florentina de Santa María Reina se debe a la pasión por la capital italiana del Renacimiento del arquitecto Nicolau M. Rubió i Tudurí, que la proyectó en 1922. Su especialidad simultánea de arquitecto de jardines descolló igualmente, a lo largo del desnivel existente entre el acceso por la carretera de Esplugues y el templo. Fue
un encargo financiado por el hacendado sabadellense Josep Nicolau de Olzina i Ferret de Riusech. Le puso el nombre de Santa María de Montserrat con intención de legarlo a la abadía benedictina, quien no se encontró en condiciones de hacerse cargo a la finalización de las obras en 1950 por parte de Raimon Duran Reynals. Pasó a propiedad del obispado de Barcelona y este le adjudicó con poca fortuna el nombre de Santa María Reina, tan similar al del vecino monasterio de Santa María de Pedralbes.
Rubio i Tudurí explicó más tarde con detalle las influencias de su proyecto, en un artículo aparecido n la revista Quaderns d’Arquitectura de 1961. En 1977, a sus 86 años, participó en una mesa redonda sobre esta obra en el Colegio de Arquitectos, a raíz de la conmemoración del sexto centenario del nacimiento de Filippo Brunelleschi, el eminente arquitecto del Renacimiento florentino que constituyó una fuente reconocida de inspiración. Añadió que cuando tenía alguna duda sobre el proyecto en curso, iba a Florencia a contemplar la Capella dei Pazzi, de Brunelleschi, concretamente esta obra de pequeñas dimensiones del autor del monumental Duomo florentino.
Nadie ha superado todavía la belleza de la cúpula del Duomo de Florencia, il cupolone diseñado por Filippo Brunelleschi. Ni siquiera Miquel Ángel cuando lo intentó en la de San Pedro del Vaticano, “la sorella più grande ma non piu bella”... Algunos pensamos secretamente, como una sensación íntima que no necesita consenso, que Brunelleschi aun se superó en la Capella dei Pazzi, situada en el recinto de la basílica de Santa Croce, gracias a la opción de abrazar la desnudez de líneas en estado puro que no podía tener la cúpula catedralicia.
La réplica barcelonesa de Rubió i Tudurí es hoy una iglesia de bodas de los barrios altos. La huella florentina de Rubió i Tudurí, de Duran Reynals o de los frescos de Josep Obiols ha quedado algo eclipsada, pese a mantenerse en un estado radiante.

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