El teniente de alcalde de Urbanismo del anterior gobierno municipal barcelonés de CiU, Antoni Vives, ha pactado con la Fiscalía una pena de dos años de reclusión que evitaría su entrada en la cárcel, a cambio de declararse culpable de malversación de dinero público, prevaricación y falsedad documental a raíz de la contratación ficticia de un exalcalde del mismo partido. También se halla investigado en el caso del 3% por presunto pago de comisiones a Convergència a cambio de adjudicaciones de obras públicas. Al pasar a la oposición su equipo de gobierno, Vives abandonó el acta de concejal para dedicarse a la empresa privada. No ha sido encausado por otra de sus decisiones que
más lamento, cuando observo en el Paseo Juan de Borbón de la Barceloneta --el de los restaurantes—la privatización que impuso del espacio público, impidiendo físicamente el acceso al muelle para destinarlo a una marina de lujo reservada a grandes yates, en pleno centro de la ciudad, con la aprobación y el impulso del alcalde Xavier Trias.
más lamento, cuando observo en el Paseo Juan de Borbón de la Barceloneta --el de los restaurantes—la privatización que impuso del espacio público, impidiendo físicamente el acceso al muelle para destinarlo a una marina de lujo reservada a grandes yates, en pleno centro de la ciudad, con la aprobación y el impulso del alcalde Xavier Trias.
Sobre esta marina del Port Vell, el arquitecto Oriol Bohigas opinó: “Se puede hacer negocio, pero con un mínimo de conciencia colectiva. No se ha discutido el proyecto, se ha secuestrado el debate de un espacio que costó tiempo recuperar. El resultado es que están tapando el mar. Es lo que tienen los gobiernos de derechas, que no les importa mucho el uso del espacio público con tal e favorecer los negocios” (El País, 12-6-2014).
El centro comercial Maremágnum y el World Trade Center ya constituyeron una primera concesión en el Port Vell. La construcción en 2009 del descomunal rascacielos “icónico” del Hotel Vela aun resultó más estentórea, saltándose la Ley de Costas por encontrarse en terreno de una administración dudosamente autónoma como la Autoridad Portuaria. El popular barrio de la Barceloneta se convirtió en territorio codiciado por la apisonadora del negocio turístico e inmobiliario.
Durante su mandato al frente del urbanismo de la ciudad, del 2011 al 2015, Antoni Vives encontró tiempo para publicar tres novelas: El somni de Farringdon Road (premio Crexells del Ateneu Barcelonés 2011), Les banderes de l’1 d’abril (2012), así como I demà, el paradís (premio Llibreter de narrativa 2014). Durante aquel mismo mandato los barceloneses perdimos el acceso a un tramo del frente marítimo, en plena Barceloneta.
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