Los artículos dedicados estos días al fallecimiento del gran arquitecto italiano Vittorio Gregotti han pasado revista a sus obras destacadas. Se han dejado una que a mi entender es la más lograda, precisamente porque resulta la menos monumental, aquella donde alcanzó el mérito de llevar a convivir la grandeza de la belleza con la sencillez aparente. Se trata de la remodelación que le encargaron en 1983 de la sala 24 de la Pinacoteca de Brera en Milán a raíz del quinto centenario del nacimiento de Rafael, de quien se expone en esta sala el famoso cuadro Los desposorios de la Virgen junto a otros dos cuadros eminentes: el retablo de Piero della Francesa conocido por Madonna de l’Uovo y el flagelado Cristo alla colonna de Bramante. La
remodelación de Gregotti consistió en devolver a la sala la desnudez de formas puras de las paredes –puras de líneas y de concepto—para realzar los tres cuadros que contiene, uno solo en cada pared. La cuarta pared es el público, igual que en los teatros.
remodelación de Gregotti consistió en devolver a la sala la desnudez de formas puras de las paredes –puras de líneas y de concepto—para realzar los tres cuadros que contiene, uno solo en cada pared. La cuarta pared es el público, igual que en los teatros.
Vittorio Gregotti convirtió aquella simple remodelación en el do de pecho de la elegancia reconocida a la arquitectura y el diseño milaneses. También dispuso seis sillas, seis sitiales para que los visitantes puedan contemplar con toda comodidad los tres cuadros, ninguno de los cuales ejerciría la misma atracción fuera de esta sala habilitada con líneas deliberadamente tan sencillas. Las demás salas del museo se mantienen dentro de la rutina abarrocada, por más que expongan joyas de valor incalculable.
La sala 24 solo tiene un inconveniente: el rumor que emiten los aparatos de refrigeración ocultos en el falso techo. Representa al fin y al cabo una disfunción venial, si se pone la condescendencia indispensable y aquella predisposición a dejarse seducir que los visitantes de museos debemos llevar siempre puesta al entrar. La milanesa Pinacoteca de Brera es el segundo museo italiano por la riqueza de sus colecciones, después de los Ufizzi de Florencia. La sala 24 remodelada por Gregotti contiene tres obras maestras. La propia sala --las paredes— es la cuarta.
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