El faro de mentira construido en 1970 junto al de verdad en la punta del cabo de Creus para el rodaje de la película La luz del fin del mundo, protagonizada por Kirk Douglas y Yul Brinner, debía ser demolido al acabar el rodaje, pero se mantuvo en pie durante cerca de treinta años. Sería derribado en 1998, cuando ya no hacía ninguna falta. El paisaje del lugar convenía a la truculencia del guión cinematográfico, basado en la novela de aventuras de Julio Verne. El presupuesto de la película norteamericana dio mucho de sí. Aquel año la temporada alta se prolongó en Cadaqués hasta Navidad, más aun que a raíz del otro rodaje internacional de Los pianos mecánicos cinco años antes. Construyeron en hormigón, sin reparar en gastos, un gran faro de escenografía, una simulación
de attrezzo con estructura hexagonal de quince metros de alto.
de attrezzo con estructura hexagonal de quince metros de alto.
A pesar del incendio final de la linterna del faro en la película, la estructura se mantuvo incólume. La ley exigía que el decorado fuese desmontado al acabar la filmación, sin embargo el faro de los americanos aguantó en pie la tramontana y los temporales hasta que el ayuntamiento de Cadaqués reclamó laminarlo al ministerio de Obras Públicas (se hallaba en la franja maritimo-terrestre competencia del Estado). Entonces ya se había convertido en una seña del paisaje. Muchas otras edificaciones más feas y pretenciosas merecían la piqueta antes que esta.
La película de serie B americana se basaba en la novela escrita por Julio Verne en 1901 con el título El faro del fin del mundo. El escritor situó la acción en la isla de los Estados, en el confín de los océanos Atlántico y Pacífico, en el mítico cabo de Hornos de la Patagonia argentina, poblada tan solo por los tres fareros, asaltados por una banda de piratas que se dedicaba a atacar los barcos que naufragaban. Resultó más práctico ambientarla en el cabo de Creus.
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