Durante largos siglos, hasta hace cuatro días, en momentos de epidemias se sacaba de la iglesia en procesión al Santo Cristo Mayor u otras imágenes de santos especializados para invocar su intercesión ante la desgracia. La costumbre remonta mucho más atrás que el cristianismo. En toda las colonias griegas y romanas operaba un templo dedicado al dios de la medicina, al que acudían los enfermos. Es el caso del famoso Esculapio de Empúries, antes llamado Asclepio por los griegos y luego Serapis por los comerciantes romanizados procedentes de Alejandría de Egipto. Se trata de la pieza más destacada hallada en el
yacimiento ampurdanés y su símbolo icónico desde 1909, aunque eso no haya sido suficiente para que durante más de cien años de excavaciones oficiales los arqueólogos hayan alcanzado ningún acuerdo sobre si se trata de Asclepio, Esculapio o Serapis. Le siguen llamando Esculapio o Asclepio, a sabiendas de que se trata muy probablemente de Serapis, una divinidad posterior de la misma especialidad curadora.
yacimiento ampurdanés y su símbolo icónico desde 1909, aunque eso no haya sido suficiente para que durante más de cien años de excavaciones oficiales los arqueólogos hayan alcanzado ningún acuerdo sobre si se trata de Asclepio, Esculapio o Serapis. Le siguen llamando Esculapio o Asclepio, a sabiendas de que se trata muy probablemente de Serapis, una divinidad posterior de la misma especialidad curadora.
En 2005 la directora del Museo de Arqueología de Catalunya, Núria Rafel, reconoció explícitamente que el Esculapio de Empúries no era Esculapio ni Asclepio, sino el posterior dios alejandrino (egipcio) Serapis, introducido por los politeístas romanizados en Empúries el siglo I aC, dentro del habitual sincretismo con la anterior divinidad de referencia. Sin embargo la sala donde se exhibe la estatua original se sigue llamando “Sala Asclepio. El Esculapio de Empúries”.
Josep Pella i Forgas ya publicó el 19 de noviembre de 1909 en el diario La Vanguardia un artículo en que opinó que se trataba del dios Serapis y no Asclepio ni Esculapio. La profesora Isabel Rodà la identificó claramente con Serapis en el libro de 1989 Egipte i Grècia: fonaments de la cultura occidental.
Sea quien sea, nuestros ancestros peregrinaban a sus pies con toda la fe pre-cristiana en momentos de emergencia sanitaria. La costumbre se renovó durante siglos con nombres de dinidades intercambiables, pero idéntico espíritu. Pasear a lo largo del país como imagen votiva al famoso Esculapio de Empúries que no es Esculapio tal vez contribuiría a despertar el interés por el valor histórico de un excepcional yacimiento greco-romano que vegeta en su somnolencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario