La Cámara del Libro y el Gremio de Floristas acaban de anunciar que celebraremos Sant Jordi el jueves 23 de julio. La información añade que esa fecha aplazada corresponde a la “festividad de Santa Brígida, patrona de Europa”, lo cual me hace doblemente feliz. No solo por poder firmar aquel día mis nuevos libros a los lectores que lo deseen. También porque soy un viejo seguidor de Santa Brígida y de las monjas novicias de la orden fundada por esta santa sueca, que tienen su casa madre en la Piazza Farnese de Roma (foto adjunta), una de las plazas más bonitas del mundo, en la versión íntima y recogida. El pequeño campanario nórdico del convento toca las horas sin excepción, con una armonía frágil y benévola. Mi predilección por el espacio de Piazza Farnese responde a distintos motivos, uno de ellos la existencia en la esquina con Via Montserrato del palacio barroco de las brigidinas, convertido en pequeño hotel de veinte habitaciones por ellas mismas, que lo gestionan en paralelo a la actividad conventual de una treintena de monjas. Algunas de las habitaciones, con sus contraventanas pintadas de azul, se asoman sin recato a la plaza. Me gusta sentarme en la terraza del bar vecino a tomar un Amaro Averna y ver como entran y salen las novicias. Las monjas de la
orden fundada por santa Brígida llevan una cofia que las distingue, en forma de casquete semi-esférico pegado al cabello y atravesado por sendas franjas entrecruzadas.
orden fundada por santa Brígida llevan una cofia que las distingue, en forma de casquete semi-esférico pegado al cabello y atravesado por sendas franjas entrecruzadas.
Al salir de cenar en el restaurante Pierluigi las novicias llevan largo rato acostadas, sin embargo durante el día paso buenos momentos contemplando el movimiento del portal del convento. A veces sigo por la calle durante unos instantes los pasos de las novicias, admirado, o bien topo con ellas por sorpresa a lo largo de la ciudad con su casquete entrecruzado.
Conviene tener predilecciones particulares en los grandes centros de atracción mundial, escapar de vez en cuando del surco turístico, poner un toque personal junto a las admiraciones obligadas. Yo estoy fascinado por las novicias brigidinas de Piazza Farnese y porque que Sant Jordi coincida esta vez con Santa Brígida. (foto Quim Curbet)
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