Que el diario más acreditado del país abra hoy por enésimo año consecutivo sus páginas más acreditadas de la sección de Opinión con un articulo de fondo sobre la tradicional carrera hípica inglesa del Derby de Epson, la cual tiene sin duda poquísimos adeptos entre sus lectores, reconforta enormemente mi vieja y militante inclinación en favor de los saberes inútiles y las aficiones minoritarias, incomprendidas o catecuménicas. El hecho asentado por el diario El País se debe al fervor de uno –solo uno— de sus colaboradores fijos, Fernando Savater, por las carreras de caballos y los hipódromos. Año
tras año, Savater informa y opina de forma minuciosa en un diario de información general sobre una pasión restringidísima, con una constancia digna de sorpresa y elogio.
No he puesto nunca los pies en un hipódromo y las carreras hípicas me dejan indiferente, pero experimento un entusiasmo indescriptible al comprobar que un diario de gran tirada permite a Fernando Savater divulgar su minoritaria y respetable pasión particular. Cuando yo he escrito y publicado libros sobre mis propias pasiones particulares alrededor de los cigarros habanos, el tango argentino o la cocina de los despojos i otras delicias puercas, junto a otros títulos míos de temática más convencional, me han tildado de escritor errático, inasible y disperso. Tengo todavía pendiente el libro que prometí por escrito sobre mi amor por las alcaparras. El repetido articule de hoy y de cada año de Fernando Savater en El País sobre el exótico derby hípico de Epson me anima, me excita.
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