Este artículo también se ha publicado en Eldiario.es, secció Catalunya Plural
No es cierto que resulte irreverente hablar de prostitución durante la Semana Santa. La pecaminosa Magdalena, que Jesús salvó de la lapidación (“Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”), fue poco después testigo presencial de la crucifixión y resurrección, según recogen los cuatro evangelios canónicos. Lo que resulta irreverente es la existencia de la prostitución, con la coartada de tratarse del oficio más antiguo del mundo. Hace pocos días una sentencia judicial dictada en Barcelona abría la puerta a considerarla como actividad laboral con los correspondientes
No es cierto que resulte irreverente hablar de prostitución durante la Semana Santa. La pecaminosa Magdalena, que Jesús salvó de la lapidación (“Quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”), fue poco después testigo presencial de la crucifixión y resurrección, según recogen los cuatro evangelios canónicos. Lo que resulta irreverente es la existencia de la prostitución, con la coartada de tratarse del oficio más antiguo del mundo. Hace pocos días una sentencia judicial dictada en Barcelona abría la puerta a considerarla como actividad laboral con los correspondientes