
Este martes 1 de setiembre se cumple el tricentenario de la muerte de Luis XIV, el rey Sol que marcó la grandeur monárquica de Francia y una gran parte de Europa con su megalomanía versallesca. La actual República francesa lo conmemora fascinada, pero el tricentenario no es ni mucho menos una cuestión francesa exclusivamente. El rey Sol fue quien colocó en el trono de España al primer Borbón, su nieto Felipe V, al precio de una terrible Guerra de Sucesión, una guerra mundial a escala de las principales cortes europeas que significaría la implantación en Madrid de un nuevo modelo de gobierno absolutista y centralista. El nieto Felipe V era el sucesor pactado por una parte de las casas reales a la muerte del rey español Carlos II el Embrujado, de la casa de Habsburgo o de Austria, fallecido inesperadamente a los 39 años sin descendencia, con la salud minada por la cadena de matrimonios consanguíneos. Dentro de la pugna por la