Este artículo también se ha publicado en Eldiario.es, sección Catalunya Plural
El escultor europeo más valorado después de Rodin era un catalán rosellonés que hizo carrera en París y mantuvo con Barcelona frecuentes contactos afectivos y artísticos. Barcelona no supo apreciar a Arístides Maillol hasta la primera exposición antológica de su obra en 1979 en la Casa Macaya, mas de treinta años después de la muerte del escultor. Fue preciso esperar hasta 1992 para que el espacio público de la capital catalana tuviese una primera y única pieza (de segundo orden) de este catalán universal, regalada por una asociación empresarial y pésimamente colocada en el exterior del Museo Nacional de Arte de Cataluña, en una rampa lateral que conduce de la escalinata de acceso al aparcamiento. En cambio París, Perpiñán y Banyuls tienen media docena o más cada una en sus
El escultor europeo más valorado después de Rodin era un catalán rosellonés que hizo carrera en París y mantuvo con Barcelona frecuentes contactos afectivos y artísticos. Barcelona no supo apreciar a Arístides Maillol hasta la primera exposición antológica de su obra en 1979 en la Casa Macaya, mas de treinta años después de la muerte del escultor. Fue preciso esperar hasta 1992 para que el espacio público de la capital catalana tuviese una primera y única pieza (de segundo orden) de este catalán universal, regalada por una asociación empresarial y pésimamente colocada en el exterior del Museo Nacional de Arte de Cataluña, en una rampa lateral que conduce de la escalinata de acceso al aparcamiento. En cambio París, Perpiñán y Banyuls tienen media docena o más cada una en sus