1 dic 2018

El castillo y la fonda de Foixà: delicia recóndita, pura maravilla

El país está sembrado de altivos castillos medievales que tienen un problema: además de restaurarlos es preciso mantenerlos, y la actual nobleza de los poderosos prefiere invertir en otras cosas, dentro de la misteriosa divinidad del dinero. Hay uno en el “cuadrado de oro” del Baix Empordà, en Foixà, que Josep Pla calificaba en “delicia recóndita, pura maravilla”. El arquitecto interiorista barcelonés Antoni Bonamusa Homs y su esposa Núria Mir Teixidor compraron el castillo de Foixà en 1979. Llevaba décadas cerrado y era una ruina expoliada (los sepulcros gòticos de
tres caballeros del castillo de Foixà lucen en la ermita del Hostal La Gavina de S’Agaró). Dedicaron muchos esfuerzos a restaurarlo.
Ahora los herederos (los sobrinos arquitectos Enric y Robert Mir Teixidor, más una hermana) quieren abrir los espacios que no ocupan a algunos usos comerciales y culturales de pequeño formato para sufragar el gasto de mantenimiento de 5.000€ mensuales, sin contar la calefacción. Lo podrían vender a algún millonario ruso y ganarían en rentabilidad, pero todavía quedan herederos de golosinas fortuitas como esta con grandeza de espíritu, gracia, dignidad y sentido narrativo.
La restauración moderna de este castillo contribuyó mucho a la condición de Foixà como “delicia recóndita, pura maravilla”. Se encuentra delicadamente alzado sobre la carretera local que conduce al restaurante Can Quel de Foixà, uno de los destinos principales de los coches que transitan.
He sido intensamente feliz en Can Quel de Foixà de forma reiterada. No solamente por la mejor coca de pan del mundo, la cocina y el servicio de Jaume Torrent Genís, su mujer Felicitat Puig Poch y tres de los sris hijos, Nuri, Robert y Eduard. También porque sabía que al salir eufóricos del establecimiento contemplaría desde el coche la silueta del castillo de Foixà como una auténtica sombra maternal.
Can Quel de Foixà cerró las puertas el 1 de mayo de 2016. Ahora las ha abierto de nuevo, desde el pasado 31 de octubre, con prácticamente la misma carta y un nuevo equipo: los jóvenes cocineros Pau Masó y Marc Ribes en los fogones, Cristina Fernández y Toni Suárez en la sala. Está siempre lleno, como antes.
Ayer viernes, a mi salida eufórica del establecimiento, comprobé cómo la silueta del castillo de Foixà sigue luciendo a pesar de los costes de mantenimiento. Detuvimos el coche y Quim Curbet tomó la foto del instante.

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