La ermita de San Sebastià, encaramada a la montaña del Pení de Cadaqués, es uno de los puntos más afortunados de aquella costa. Fue desamortizada el siglo XIX y posteriormente convertida en lujosa residencia de verano por Jonathan Guinness, uno de los herederos de la marca cervecera anglo-irlandesa. El hecho no revestiría mayor trascendencia dentro del caudaloso movimiento inmobiliario de la Costa Brava si el actual heredero, su hijo Sebastian Guinness, nacido en 1964, no abriera la finca al público cada 20 de enero para que los cadaquesenses puedan seguir celebrando la tradicional y concurrida romería de Sant Sebastià con sardanas, comida al aire libre y “patacades” (canciones tradicionales del municipio). Aquel día Sebastian Guinness se planta a la entrada de la finca vestido de perfecto anglo-irlandés y saluda ceremoniosamente uno por uno a los asistentes, como recoge la foto adjunta.
Otra rama de la dinastía Guinness salía ayer en los diarios por la muerte trágica de una de las jóvenes herederas del imperio cervecero, el cual ha sido abundante en desgracias familiares aventadas por la prensa inglesa. En cualquier caso, la ermita cadaquesense sigue en manos de Sebastian Guinnes, que aun abre la finca cada 20 de enero.
La herencia de esta propiedad no le vino del padre, que se distanció de ella tras su divorcio de Suzanne Lisney, más conocida por lady Moyne. Esta tuvo interés en que su siguiente marido la recomprara al primero, y se instaló a vivir allí hasta su muerte en 2005. Los dos hijos del matrimonio, Sebastian y Daphne Guinness (nacida en 1967), se criaron ahí los veranos.
Los últimos años no he podido subir a la romería de Sant Sebastià de Cadaqués y saludar de nuevo a Sebastian Guinness a la entrada de la finca. Me llegan noticias confusas sobre el estado de conservación de la propiedad. Tengo que subir el próximo el 20 de enero, por Sant Sebastià.
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