La actriz Mercè Managuerra, después de una larga carrera, fundó y dirigió durante los últimos diez años la pequeña sala de teatro barcelonesa Akademia. Cuando tuvo la impresión que ya no cumplía sus expectativas, decidió crear y dirigir otra. La nueva sala acaba de abrir este fin de semana con el nombre de Dau al Sec, en la calle Salvà nro. 86 del Poble Sec, en una antigua fábrica de juguetes construida en 1910. Me apresuré a acudir el pasado sábado a la última representación de la obra inaugural. No me dijo gran cosa, probablemente por la lastimosa falta de modernidad de mi cultura teatral. Sin embargo me entusiasmó asistir al
nacimiento de una sala de teatro.
nacimiento de una sala de teatro.
También fui porque acababa de leer una entrevista de la Managuerra, realizada por Xavi Pardo en la revista EntreActe, con la imagen adjunta del fotógrafo Iván Moreno: “Yo solo viví de esto los diez o doce años de mi carrera, cuando actuaba en el Romea y hacía televisión. No se puede vivir de esta profesión. Y menos si eres mujer. A partir de los 35 ya no te llaman, caes en el olvido. La edad es algo muy mal llevado en este mundillo. A mi la fórmula del éxito no me interesa en absoluto. Es la carta fácil: crear un star system a través de la televisión y apostar por él hasta la saciedad. Yo no estoy en el teatro para eso. Mi camino es mucho más árido, de picar piedra, levantar las cosas desde el convencimiento. Me gustaría acoger proyectos comprometidos y arriesgados, abrir las puertas a las compañías jóvenes y ayudarlas a hacer posible su arte, darles una parte mayor del taquillaje. Esta no será una sala para ganar mucho dinero, pero sí para probar cosas. Si nacen estas salas, si la gente viene, es porque hay necesidad de arte. Sin el art no se puede resistir tanta barbaridad”.
La nueva sala Dau al Sec no tendrá una programación estable y permanente, abrirá al ritmo de las propuestas que reciba o genere. Mercè Managuerra no limitará su trabajo a este espacio. En marzo actuará en la adaptació de El mercader de Venecia shakesperiano que se presenta en el Versus Teatre barcelonés, en que encarnará al personaje masculino de Shylock.
Ansío ver el próximo Shylock de la Managuerra. En la obra El mercader de Venecia el único culpable no es el banquero Shylock. William Shakespeare muestra que cada uno de los protagonistas enfrentados, ya sea acreedor o deudor, tiene motivos para reclamar y nutrir rencor. La razón no es nunca simple, oscila entre muchas capas de matices. Sin embargo el volumen de responsabilidad no es comparable. Al final, gracias a una argucia legal, Shylock no logra a cobrar la libra de carne humana que reclama tan odiosamente. En la realidad actual, en cambio, los banqueros se la han cobrado con creces y con intereses.
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