Los grandes sellos discográficos internacionales se han puesto de acuerdo para comercializar esta Navidad al precio de 500€ una caja con la nueva edición completa en 222 CD de las obras de Johann Sebastian Bach, más completa que la anterior y menos que la siguiente. La música de Bach vale eso y mucho más, pero ese precio no deja de ser escandaloso y resulta idiota pagarlo, si no es como gadget de aquellos a quienes no les viene de 500€ y que probablemente solo escucharán uno o dos discos. La publicidad asociada a la edición promociona la exhaustividad, la variedad de intérpretes, los comentarios escritos, el DVD incorporado y el sursum corda, pero tener toda la obra grabada de Bach en una caja no facilita por sí solo la mejor audición ni puede sustituir el latido de su música en vivo. Por el precio de esta edición completa resulta más recomendable comprar un billete de avión a Leipzig y asistir a uno de los conciertos que organiza cada semana la Thomaskirsche, la iglesia de Santo Tomás,
donde Bach trabajó como director de coro y se halla enterrado.
donde Bach trabajó como director de coro y se halla enterrado.
El templo posee un magnífico coro de voces, dos órganos y una programación bachiana envidiable y variada, fácilmente consultable por Internet. A la salida podrán retratarse al pie del bronce de Bach, como mi amiga violinista Berna Jones el pasado verano (foto adjunta).
Sin ir más lejos, el sábado 12 de enero a las 15h proponen la Cantata BWV 124, escrita en 1725 para el primer domingo de Epifanía, con voces solistas, coro, corno, oboe, violines, viola y bajo continuo. A la salida del concierto los asistentes habrán sentido más Bach que en los 500 discos de la última edición completa.
Percibirán por un instante en los poros de la piel la capacidad de su música de sacudir el cielo y las estrellas. Podrán expiar los pecados de la pasividad, consolarse en brazos de un rayo de luz con su belleza misteriosa e irrevelable, clamar en silencio al cielo riguroso que cumpla las promesas hechas a quienes hemos combatido la idolatría del dinero. La entrada a los conciertos bachianos de Santo Tomás de Leipzig cuesta 2€.
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