En mi retina el día de Navidad está asociado con un sol invernal luminoso y el paseo en la playa. La lluvia y el cielo bajo de este año han provocado que lo eche de menos, aunque admito la libertad de gustos y sé que en cuestiones atmosféricas las predilecciones de la gente son muy variadas, incluso bien extrañas. Otras personas con gustos distintos de los míos, que generalmente se declaran admiradoras de los paisajes ingleses, las novelas rurales decimonónicas de Jane Austen y los cuadros nublados de Turner, califican de buen tiempo los días de cielo lacrimoso y lo hacen con una alegría eufórica, mientras blanden el paraguas a guisa de íntimo trofeo y se enfundan la gabardina como un traje de gala. Salen a la calle esos días plúmbeos y
cerrados, de nubes grises y dramáticas, como si fuesen a un banquete: “Nice weather, isn’t it?”.
cerrados, de nubes grises y dramáticas, como si fuesen a un banquete: “Nice weather, isn’t it?”.
Por el contrario, opinan que el clima mediterráneo tradicional de nuestro país es genuinamente africano o se aproxima mucho y detestan la claridad franca del sol como una grosería, por lo menos una incomodidad manifiesta. Su postura debe tolerarse, aunque resulte incomprensible a quienes pensamos lo opuesto. En el terreno de la dinámica atmosférica y sus efectos sobre los humanos, la pluralidad de opiniones resulta curiosísima.
He encontrado por la calle a un viejo conocido que me asegura, visiblemente compungido, que no soporta más su cómodo destino laboral en Lleida por culpa de la niebla característica, la dama gris que lo cubre todo con un velo letárgico, un sudario que mata el relieve de las cosas y las apetencias, un aire turbio que puede parecer absorto y que se convierte en un fenómeno plomizo que le adormece con una manta de indolencia y le abate el tono vital.
A otros, en cambio, la niebla les inspira poderosamente. La consideran un atractivo local, un sello de distinción. Joan Yeguas e Irene Barón, que regentan una casa de turismo rural en Vila-sana (Pla d’Urgell), han creado la página de Facebook consagrada a ensalzar la niebla, con el nombre “La boira de Ponent” y el lema “Piensa en positivo, piensa en niebla”. Tiene cerca de 4.000 seguidores y recoge fotos de niebla de todos los lugares, como una colección de placeres selectos.
“Nice weather, isn’t it?”. Verdaderamente, tiene que haber de todo en el mundo, y mucha conllevancia.
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