El director de cine y escritor madrileño David Trueba se hizo notar, incluso se hizo aplaudir en la última gala de los premios Goya al recoger el premio a la mejor dirección por el film “Vivir es fácil con los ojos cerrados”, cuando dijo al micrófono de forma improvisada que recomendaba a todos visitar un poco más Cataluña y mostrar a los catalanes que se les quiere (estuvo casado con la actriz catalana Ariadna Gil durante 15 años y tienen dos hijos en común). Al día siguiente insistió en los diarios que le entrevistaban: “Siempre he dicho que las televisiones autonómicas deberían verse a toda España y que en los institutos y las escuelas españolas es absurdo que los niños, si hablamos todo el rato de España, no tengan unas nociones de eusquera, gallego y catalán, porque són lenguas del Estado. Ahora pagamos el precio de todo eso, de la desconexión”. En efecto, la desconexión lleva tiempo profundizándose, en ambas direcciones. El año 2001
Pasqual Maragall, entonces candidato in pectore a la presidencia de la Generalitat con un programa que deseaba ir más allá del espectro electoral socialista, argumentaba alrededor de su propuesta de España plural en una entrevista con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón (PP), publicada en el diario El País: “El Estado español debe proteger el catalán, el gallego y el euskera, lenguas autonómicas que son constitucionales. No debe temerlas, debe protegerlas, y Cataluña debe ser más franca en su protección del castellano, porque es para Cataluña un elemento de primerísima magnitud. Es una de las grandes riquezas que tenemos. Hemos vivido una herencia de imposición histórica, desde Carlos III y ya no digamos con el franquismo. Eso ha llevado a que el gobierno nacionalista catalán se haya centrado precisamente en la defensa, y vuelvo a decir que la defensa es perder. Todas las estrategias que el gobierno nacionalista está realizando ahora son defensivas y por lo tanto perdedoras. El acuerdo que propongo es doble: un respeto a las lenguas y otro respeto a la historia. Yo creo que debe existir la historia común de los pueblos de España. Que tu y yo debemos levantar esta iniciativa. Y tiene que hacerla un equipo de historiadores”.
Pasqual Maragall, entonces candidato in pectore a la presidencia de la Generalitat con un programa que deseaba ir más allá del espectro electoral socialista, argumentaba alrededor de su propuesta de España plural en una entrevista con el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón (PP), publicada en el diario El País: “El Estado español debe proteger el catalán, el gallego y el euskera, lenguas autonómicas que son constitucionales. No debe temerlas, debe protegerlas, y Cataluña debe ser más franca en su protección del castellano, porque es para Cataluña un elemento de primerísima magnitud. Es una de las grandes riquezas que tenemos. Hemos vivido una herencia de imposición histórica, desde Carlos III y ya no digamos con el franquismo. Eso ha llevado a que el gobierno nacionalista catalán se haya centrado precisamente en la defensa, y vuelvo a decir que la defensa es perder. Todas las estrategias que el gobierno nacionalista está realizando ahora son defensivas y por lo tanto perdedoras. El acuerdo que propongo es doble: un respeto a las lenguas y otro respeto a la historia. Yo creo que debe existir la historia común de los pueblos de España. Que tu y yo debemos levantar esta iniciativa. Y tiene que hacerla un equipo de historiadores”.
Tras llegar a la presidencia de la Generalitat, Maragall intentó aplicar aquella idea de equipo de historiadores. En 2009 recordó en las memorias Oda inacabada: “En el cas concreto del proyecto de una historia común de los pueblos de España en la enseñanza primaria y secundaria, promoví una comisión de trabajo encabezada por el catedrático de la Universitat de Barcelona Jordi Nadal y cuatro catedráticos más de toda España. El objetivo sigue pendiente. Estamos igual, no se ha hecho nada”.
O como dice David Trueba, ahora pagamos el precio de la desconexión.
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