11 oct 2019

El premiado Peter Handke salió a buscar setas y no encontró

No tuve suficiente paciencia para esperar a la traducción catalana o castellana. A finales de 2017 compré la versión francesa recién editada de la última narración de Peter Handke, titulada Ensayo sobre el loco de la setas. El autor vive en Chaville, a las afueras boscosas y residenciales de París. De vez en cuando sale de casa a caminar y, si es época, busca setas. El libro llevaba una faja roja ostentosa que simplemente decía, en letras enormes: “Peter Handke”. Se trataba de eso, más que de ninguna otra cosa. El relato se había convertido en un ejercicio de estilo, el estilo Handke de prosa retorcida, obtusa y frigorífica que yo no soy capaz de apreciar. El género abstracto puede dar de a veces
bellísimos resultados. Otras veces gira en falso, deliberadamente o no. Se vende como una marca reconocida y cotizada, al margen de las virtudes del resultado.
El subtítulo del libro delataba el truco y mosqueaba de entrada: “Una historia por sí misma”. El enunciado tan sencillo, obvio e inútil indicaba claramente lo contrario: la destructuración de la noción común de narración. Algunos libros deberían tener unos días iniciales de garantía, durante los que poder devolverlos en caso de avería atribuible al fabricante.
El texto editorial de la contraportada tenía el mérito elevadísimo de hallar una explicación al libro, a fuerza de inventar un sentido a las páginas que promocionaba. Pero si el lector miraba el resumen de la contraportada después de haber leído la narración, como fue mi caso, encontraba muy poca relación entre una cosa y la otra.
Volví a poner alrededor del libro la ostentosa banda promocional roja de enormes letras, tal como estaba antes de abrirlo. Miré el objeto con estupefacción a propósito de la cotización internacional del autor. Me sentí como un imbécil, anclado en viejos conceptos sobre las historias en sí mismas. Y me comí con patatas el libro comprado con tanto afán.

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