Comprendo la dureza de verse cautivo del éxito y las ganas imperiosas de
soltar lastre. Comprendo el esfuerzo que representa lo que todos te
pedimos que anuncies pronto. Pero resulta que en un momento de
tantísimos recortes y abusos, tu eres uno de los pocos hechos colectivos
esplendorosos, aleccionadores, estimulantes. De acuerdo que el fútbol
no debe ser una religión ni un patriotismo, tan solo es un juego. Un
juego con el que tu nos has hecho gozar con inteligència, educación,
estilo y acierto. Pep: venga, vamos… ¡Siete millones de gracias!
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