Después de haber contemplado a Maria Rosaria Omaggio in puribus naturalibus en el cine y en múltiples revistas de destape de su época de jovencita turgente y desacomplejada, traté en persona años atrás a la actriz protagonista de “La lozana andaluza” en su casa de Roma, a lo largo de algunas veladas con amigos. Esos papeles de Venus siempre han sido de los más difíciles, en el cine y en la vida real, por el despojamiento no solo vestimentario que exigen, sin más artificios que los del talento natural. Maria Rosaria Omaggio los encarnaba con discreta elegancia, en el cine y en la vida real. Eran
unas veladas entretenidas, cenas de largas y animadas sobremesas. A la anfitriona le gustaba rodearse de amistades jóvenes, en su lucha contra el fatídico paso del tiempo sobre la piel. Algunos días aparecía una guitarra y todos cantábamos el tema popularizado por Mina: “Invece no, invece no, la vita è quella che tu dai a me. In guerra tutti giorni sono viva, sono come piace a te. Ti odio, poi ti amo, poi ti amo, poi ti odio, poi ti amo... Non lasciarmi mai più , sei grande, grande, grande come te, sei grande solamente tuuu!!!”. Maria Rosaria Omaggio presidía el encuentro en su casa con una caída de ojos, una sonrisa indescifrable y una hospitalidad complacida.
unas veladas entretenidas, cenas de largas y animadas sobremesas. A la anfitriona le gustaba rodearse de amistades jóvenes, en su lucha contra el fatídico paso del tiempo sobre la piel. Algunos días aparecía una guitarra y todos cantábamos el tema popularizado por Mina: “Invece no, invece no, la vita è quella che tu dai a me. In guerra tutti giorni sono viva, sono come piace a te. Ti odio, poi ti amo, poi ti amo, poi ti odio, poi ti amo... Non lasciarmi mai più , sei grande, grande, grande come te, sei grande solamente tuuu!!!”. Maria Rosaria Omaggio presidía el encuentro en su casa con una caída de ojos, una sonrisa indescifrable y una hospitalidad complacida.
Ahora acaban de reeditar el libro La lozana andaluza con todas las garantías de la Real Academia Española y Galaxia Gutemberg, acompañada por el debido aparato crítico, estudios preliminares y notes aclaratorias. El clásico del género picaresco del clérigo y escritor andaluz Francisco Delicado sobre las artes amatorias más atrevidas, ambientado en Roma, fue impreso en la licenciosa Venecia el año 1528 como novela anónima y se convertiría en una obra literaria de referencia, hasta hoy. Para mi, claro está, La lozana andaluza sigue teniendo la cara de sonrisa indescifrable, la piel alabastrina, la caída de ojos de Maria Rosaria Omaggio y la música de aquellas veladas romanas en su casa, años atrás.
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