Gracias por todo, Madiba, canonizado civil, icono mundializado. Ahora sabemos que la guerra civil no era de los blancos contra los negros, pero tu mostraste que sí se puede devolver a la mayoría el derecho básico a una vida digna. Al menos un poquito más digna, por periodos, con altibajos y mucha lucha. Gracias por todo, Madiba. Algunos diremos, como para definirnos: “Yo viví la época del preso Nelson Mandela como primer presidente negro electo de Sudáfrica”, encarcelado durante 27 años por el régimen racista, liberado en
1990 y elegido presidente en las primeras elecciones multiraciales de 1994, hasta dejar el cargo en 1999.
Hoy tu país, Sudáfrica, sigue siendo la primera economía del continente (primer productor mundial de platino, cuarto de diamantes y quinto de oro), pero el 85 % de los ciudadanos sin trabajo son negros, crecen las desigualdades sociales y también crece la falta de calidad del sistema educativo y de salud, a pesar del liderazgo –algunos dicen el monopolio—mantenido por tu partido, el Congreso Nacional Africano (CNA).
El pasado año la huelga de mineros negros de Marikana, en tu país, acabó con 44 trabajadores muertos por balas de la policía negra a las órdenes del gobierno negro. Las reformas políticas y sociales después del cambio de régimen se hacen esperar más que la victoria de tu autoridad moral, Madiba. Algunos antiguos compañeros tuyos han traicionado. La escritora de tu país, votante de tu partido y admiradora tuya, Nadine Gordimer, premio Nobel de Literatura en 1981, dice que el actual presidente negro es un “absoluto corrupto”.
Tu continente es el segundo del mundo en riquezas naturales y el más joven de todos debido a la explosión demográfica. La mitad de los africanos tienen menos de veinte años, pero la mayoría no disponen de recursos para afianzar aquel derecho básico a una vida digna. Lo más importante que debe ofrecerse a un joven, además de afecto y educación, es una trabajo. Cuando la movilidad del ascensor social no funciona, la esclerosis está asegurada. La segregación racial, la segregación económica y la corrupción del sistema siguen dominando el mundo con renovadas formas de apartheid. Ahora sabemos que la guerra no era de los blancos contra los negros. Gracias por todo, Madiba.
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