Los taxis de Londres, los característicos black cab, colapsaron el 24 de setiembre el tránsito de la capital inglesa en señal de protesta contra la plataforma en línea Uber, que permite contratar al instante a través del teléfono movil desplazamientos urbanos en coches privados a mejor precio. Los taxistas de muchos países se han rebelado contra el nuevo sistema que amenaza su negocio, aunque los black cab londinenses son una auténtica institución y juraría que su oposición tendrá un peso especial. No se trata de unos taxis cualquiera, ni siquiera de unos coches cualquiera, tanto
por dentro como por fuera.
Siempre he pensado que son la última carroza a mi alcance. Ofrecen un diseño muy inteligente y una comodidad proverbial, capaz de ser utilizada para algo más que el simple transporte. Pocos taxis de la flota londinense han abandonado el color negro, tan solo unos cuantos para hacer honor al margen de excentricidad inglesa. igualmente tradicional Cuando me instalo a bordo de un black cab, tras haber pedido permiso al cabbie antes de subir, estiro las piernas como no podría hacerlo en ningún otro taxi del mundo y en aquel preciso instante recuerdo la sentencia del londinense Alfred Hitchcock: "Es preciso guardarse de las inglesas. Esos plácidos ojos azules, esa pulcra cabellera rubia, ese pulido cutis pálido y esas piernas que no usan solo para caminar. Tomen un taxi de Londres con una de esas muchachas y miren como trenzan y destrenzan las piernas. Antes de que se den cuenta las tendrán alrededor del cuello. ¡Son peligrosas de piernas!".
Veo difícil que ningún otro país mantenga el modelo tradicional de taxi tal como fue diseñado por la empresa Austin en 1958. Las puertas de los pasajeros se abren en el sentido de la marcha. El vehículo ahorra al cliente las contorsiones gracias a un amplio espacio interior, en el que la bancada se completa con dos asientos suplementarios plegables. Caben sin estrecheces cinco personas y sus paquetes.
La corta distancia entre los ejes de las ruedas dan al vehículo un margen de maniobra asombroso, como se comprueba cuando gira con facilidad en cualquier calle, describiendo una flemática y majestuosa media vuelta sin abandonar la calzada. Los cabbies reciben una formación profesional exigente, una formación de disciplina inglesa, si quieren obtener la licencia. El imperio británico hace tiempo que presenta muchas vías de agua, pero en determinados detalles como este quiere mantenerse a flote con una vieja elegancia.
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