14 ago 2016

El lujo natural y el de leyenda en la playa del Castell de Palamós

Los campos de cultivo y los pinares llegaban prácticamente hasta la arena de la larga playa del Castell, aislada en las afueras de Palamós. Era una playa virgen, libre, desértica. La masía que había trabajado aquellos campos se hallaba deshabitada, en medio de una maravillosa nada. A nadie se le hubiera ocurrido restaurarla, salvo a uno de los pintores catalanes más cotizados del mundo, Josep M. Sert, instalado en París desde 1898. Las vanguardias emergentes menospreciaban el estilo de sus recargados murales, caracterizados por la abundancia combinada de tonos dorados con oscuros. Repetían en privado la sentencia lapidaria atribuida a Eugenio d'Ors, según la cual la pintura de Sert era una mezcla "de
purpurina y mierda". En realidad la idea de recuperar el Mas Juny de la playa del Castell de Palamós como residencia de verano no fue suya, sino de su jovencísima mujer rusa, la princesa georgiana Rousadana "Roussy" Mdivani, deseosa de veranear en el Mediterráneo desconocido del que provenia el marido.
La compra y arreglo de la casa constituyeron el año 1930 el regalo de bodas, sufragado con una parte del dinero cobrado por los grandes murales de temas goyescos y cervantinos que Sert acababa de pintar en el comedor del hotel Waldorf Astoria de Nueva York. El capricho mediterráneo del pintor Sert y "Roussy" Mdivani duró cinco deslumbrantes veranos y acabó tan súbitamente como había comenzado. 
Josep M. Sert fue anteriormente, de 1908 a 1925, el tercer marido de la célebre Mísia Godebska, la "Mísia musa" del París de la Belle Epoque. A continuación inició la nueva relación amb con otra belleza de origen eslavo, cuando Roussy Mdivani aun no había cumplido veinte años. Se casaron civilmente en 1928 y canónicamente en 1930, una vez convertida al catolicismo. Era la cuarta de cinco hermanos y su adoración por el quinto, Alexis Mdivani, tendría fatales consecuencias en la historia del Mas Juny. 
La restauración de la masía fue encargada al sobrino del nuevo propietario, el joven arquitecto Josep Lluís Sert López, hijo del hermano mayor del pintor. La casa nutrió en tan solo cinco veranos de actividad una auténtica leyenda de la alta sociedad europea, por los personajes que acudieron invitados: Marlene Dietrich, René Clair, Luchino Visconti, Coco Chanel (su domicilio de la Rue Cambon fue decorado por Sert), el futuro primer ministro inglés Anthony Eden, el diplomático y escritor francés Philippe Berthelot, Paul Morand, el ex ministro francés Jules Pams, el escritor Drieu de la Rochelle, el millonario Charles de Beistegui, la ex modelo Bettina Bergery, el mecenas inglés Edward F. W. James, Salvador de Madariaga, Francesc Macià, Francesc Cambó, Ventura Gassol, Joan Estelrich, Salvador Dalí, Josep Pla, Miquel Utrillo, etc. 
El arqueólogo e historiador del arte Alberto del Castillo Yurrita escribió en el libro de 1947 José María Sert. Su vida y su obra: "El Mas Juny tenía las puertas abiertas de par en par y para atravesar el umbral no era indispensable conocer a los anfitriones. Bastaba con ser invitado por uno de sus huéspedes. El nombre del Mas Juny sonó en cien países, pronunciado con la fonética de las más variadas lenguas y su fama de lugar de encanto y sensualidad corría paralela a la de su propietario". 
Salvador Dalí vivió en el Mas Juny su nuevo amor con Helena Deluvina Diakonoff, Gala, recién separada del poeta Paul Éluard. La nueva pareja pasó los cinco veranos siguientes –hasta el estallido de la Guerra Civil—en el Mas Juny de Josep M. Sert, que entonces consideraba como su maestro, sobre todo en lo referente al trato social con posibles compradores de la alta sociedad internacional más que en la línea estilística. Salvador Dalí conoció durante aquellos veranos en el Mas Juny al coleccionista británico Edward F. W. James, quien le patrocinó la obra pictórica hasta 1938 y le alojó junto a Gala durante la guerra española a su Villa Cimbrone de Amalfi (Nàpoles). 
El adorado hermano menor de la princesa, Alexis Mdivani, pasaba temporadas en el Mas Juny. Estaba casado con la millonaria norteamericana Louise van Allen, de la que se divorció para casarse en 1934 con la aún más rica Barbara Hutton, una de las primeras fortunas de Estados Unidos. El enlace celebrado en París contó con un viaje de novios finalizado en el Mas Juny. El matrimonio duró menos de un año. 
Al verano siguiente Alexis Mdivani acudió al Mas Juny acompañado por otra amante más sorprendente todavía, Maud Wellner von Thyssen, segunda mujer del barón Heinrich von Thyssen Bornemisza de Kaszon. Era conocida de soltera como agraciada modelo de casas de moda berlinesas y, de casada, como figura habitual de las crónicas de sociedad más atrevidas. Durante la estancia de la pareja, la baronesa Maud von Thyssen recibió el día 1 de agosto del 1935 una llamada telefónica urgente para informarla que el marido había regresado de improviso al domicilio conyugal de París y que su ausencia podía contribuir a las sospechas de adulterio. 
El amante Alexis Mdivani la condujo a toda velocidad en su coche Rolls Royce Phantom III Coupé hasta la estación fronteriza de Port-Bou para tomar el tren de París. A medio camino se estrelló en la bajada de Tor, término municipal de Albons. Alexis Mdivani murió al instante de traumatismo craneal. Maud von Thyssen salió disparada por el impacto y salvó la vida, aunque quedó malherida. 
La trágica muerte del hermano menor afectó la salud de la princesa Roussy Mdivani, quien no volvió nunca más al Mas Juny. Falleció en diciembre de 1938 en una clínica suiza, a los 32 años. El pintor Josep M. Sert se alejó definitivamente de la finca, salvo el día de 1942 en que se desplazó hasta aquí para formalizar la venta a los hermanos Jorge, Isabel y Alberto Puig Palau, herederos de una próspera industria textil. 
No compraban solamente la amplia finca y sus edificaciones asomadas a la playa, sino sobre todo el hálito de leyenda que rodeaba el nombre del lugar desde la época del pintor y la princesa Mdivani. El Mas Juny era una resonancia de prestigio, un mito, un punto de encuentro de la alta sociedad europea en el marco primitivo de una recóndita playa de la Costa Brava y sus pinares, encinares y alcornocales junto a los campos de cultivo cerealeros. 
Salvador Dalí y Gala regresaron al Mas Juny en esta segunda época de los Puig Palau, a partir del retorno de la pareja de Estados Unidos en 1948. El trato frecuente entre el matrimonio Dalí y el de Alberto Puig Palau y Margarita Gabarró favoreció varias iniciativas de colaboración. La estrecha amistad llevó a Alberto Puig Palau a construir en 1950 un estudio de pintor para Dalí en la finca, una curiosa casita aislada en medio del bosque con paredes de piedra, tejado de cristal para absorber el máximo de claridad y una insólita puerta oblicua de entrada. Salvador Dalí se fotografió ante ella, pero no llegó a pintar entre sus paredes. 
Pese a que la amplia finca del Mas Juny fue comprada por los tres hermanos Jorge, Isabel y Alberto Puig Palau, este último manifestó la intención de construirse una casa independiente dentro del recinto, suficientemente alejada del Mas Juny y del tono de vida más aristocrático de los dos hermanos mayores. La nueva edificación no podía desentonar con el conjunto de la propiedad, sin embargo contrastó en estilo. 
Frente a las líneas tradicionales de masía catalana mantenidas en el Mas Juny, Alberto Puig Palau encargó el nuevo Mas Castell a uno de los más destacados arquitectos noucentistes, Raimon Duran Reynals. De esta forma estrenó estrenó en 1947 un auténtico palacete renacentista italiano de nueva planta. 
El arquitecto y jardinero paisajista Nicolau M. Rubió i Tudurí opinó sobre la casa encargada por Alberto Puig Palau: "Planteada como una operación de prestigio por un propietario aficionado al mecenazgo --recuerdo como si fuese ahora la mezcla de populismo y aristocracia de la corrida de toros organizada sobre el terreno con motivo de la colocación de la primera piedra--, como las villas de Palladio debía ser lo bastante confortable para hacer olvidar la vida en el campo y lo bastante majestuosa para recrear la atmosfera agradable y mundana de la ciudad". 
Las relaciones internacionales de Alberto Puig Palau resultaron determinantes para rodar en este tramo de la Costa Brava una de las primeras películas americanas. Probablemente nada hubiera sido igual en la imagen internacional de la Costa Brava y de la España de postguerra sin las derivaciones del rodaje de la película Pandora y el holandés errante, del director norteamericano Albert Lewin, protagonizada por Ava Gardner, “el animal más bello del mundo”, a sus 28 años. 
El segundo matrimonio de Puig Palau con una joven francesa aun le convirtió posteriormente en patriarca de la “gauche divine” barcelonesa en la Costa Brava y protagonista de la canción “Tío Alberto” de su amigo Joan Manuel Serrat. Sin embargo los días legendarios del Mas Juny en la playa del Castell de Palamós ya no volverían, excepto en un redoble final de signo distinto. 
Fue uno de los primeros –y últimos-- lugares de la Costa Brava sometido en 1994 a un referéndum municipal, convocado por la Generalitat con aprobación del consejo de ministros, sobre un proyecto de urbanización intensiva, rechazado en las urnas. Participaron 6.001 personas de Palamós (el 56,50% del censo) y ganó la negativa (69,80%). 
En la actualidad los antiguos campos de cultivo sirven para el estacionamiento masivo de pago de coches particulares los días veraniegos de playa. El resto del año siguen siendo el magnífico escenario conservado de paseos silenciosos de un lujo natural, con una vaga resonancia de leyenda.



1 comentarios: