El semanario francés Le Nouvel Observateur, el venerable Obs, el talismán periodístico de la gauche, acaba de celebrar con un cambio de diseño gráfico los cincuenta años de existencia. Es una edad periodística envidiable en un país que conserva en activo cuatro semanarios de información general (L’Express, Le Point, Le Nouvel Observateur, Marianne), sin contar las revistas semanales digamos ilustradas como Paris-Match. También es un indicio de vitalidad, más aun si se mira desde otro país vecino en el que no queda ningún semanario de información general consolidado. El Obs
lidera hoy el panorama francés, con una tirada semanal de 500.000 ejemplares (datos oficiales OJD).
lidera hoy el panorama francés, con una tirada semanal de 500.000 ejemplares (datos oficiales OJD).
Una de las pocas cosas mantenidas intactas desde el primer día es el director Jean Daniel. Todavía escribe y firma algunos de los comentarios editoriales, instalado en la provecta atalaya que le procura el hecho de contemplar a sus pies el curso de toda una época sin moverse de la misma silla. Jean Daniel es autor a la vez de numerosos libros surgidos de su brillante y lubricada pluma, aunque probablemente será recordado por la boutade con que obsequió a la historia del debate ideológico entre derecha e izquierda: “Vale más estar equivocado con Jean-Paul Sartre que tener razón con Raymond Aron“.
Dedicó posteriormente largas páginas del libro La blessure a contextualizarla, sin aclarar ni desmentir nada, más bien sumergiéndola en aquella brillante y lubricada prosa que domina para surfear todo tipo de situaciones. Al terminar el capítulo “Sartre y Aron” de aquel libro de Jean Daniel, el lector salía más confuso que antes sobre el origen y la justificación de su frase, pero podía consolarse con párrafos de una gran finezza sobre cualquier otro tema, ya fuese la influencia de André Gide, el “gesto afeminado y eclesiástico” de François Mauriac o el combate mortal del amor-pasión.
La frase en cuestión sigue siendo una nebulosa y repetida boutade. A cambio Jean Daniel escribía de forma preciosista y oblicua en La blessure: “El amor, el arte, la muerte: ¿hay nada más? Más exactamente, ¿qué hay salvo la luz de una mirada, la elegancia de un gesto, el acuerdo con uno mismo y la felicidad de admirar, si no la inquietud de perder todo eso a cada instante, la certeza de perderlo todo un día, para siempre, en el sufrimiento y la muerte? Habitado por esas pasiones se descubre en seguida que la política no toca a lo esencial. O más bien, si así lo desean, que cualquier política que apunte hacia lo esencial debe estar impregnada de una inmensa piedad por la condición humana. La piedad se convierte de repente en un valor, en el valor. De este modo la mirada cambia”.
Diez años atrás el Obs ya celebró el cuarenta aniversario con una selección de portadas publicadas a lo largo de las primeras cuatro décadas. El comentario colocado a cada una perfilaba un tratado de historia viva y agitada, en que lo único que parecía haber triunfado es el deseo de los lectores franceses de mantenerse informados “desde una cierta idea de la izquierda”. Se trata de una idea muy versátil, permanentemente actualizada para no renunciar a la comercialidad y convertida en estilo de la casa.
A la gauche le ha ocurrido de todo en esos cincuenta años, durante los que ha corrido mucha agua bajo los puentes del Sena. Jean Daniel ya admitía a raíz del 40 aniversario: “Hemos cambiado, ¿pero en qué se han convertido los inmóviles”. En efecto, muchos personajes fotografiados en aquella recopilación de portadas se han visto derribados, revisados, superados u olvidados. Jean Daniel, a sus 94 años, sigue dirigiendo el Obs, líder de ventas. Y yo lo sigo comprando prácticamente cada semana.
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