Fui a la presentación del libro Picadura de Barcelona, de Adrià Pujol Cruells, en la Casa del Libro del Paseo de Gracia barcelonés. Saludé al autor, al presentador y al editor. Compré el libro (era el Black Friday y en la caja me hicieron un 5% de descuento). Lo acabo de leer hasta el final, con entusiasmo poco frecuente. Es un incalificable libro buenísimo, de un talento narrativo que desborda por las costuras y una audacia literaria apabullante. Puesto que es un gran libro sobre Barcelona, lo han editado en La Bisbal d’Empordà las Edicions Sidillà, como redoble del anterior Escafarlata d’Empordà del mismo autor. No ejerzo de crítico literario en el sentido reglamentario, solo de periodista ligado a la descripción de los hechos. Admito ser vecino del
autor, aunque es bien sabido que la relación entre vecinos suele ser más protocolaria que otra cosa.
autor, aunque es bien sabido que la relación entre vecinos suele ser más protocolaria que otra cosa.
Como de costumbre, lo he leído simultáneamente con cuatro o cinco libros más de la pila pendiente y de los gustos compensatorios que intercalo. Tan solo la adición incontenible a las páginas de esta última obra de Adrià Pujol Cruells me ha permitido lubricar la lectura deprimente (y apasionante) del dietario inédito de Josep Pla La vida lenta, recién publicado a cargo de Xavier Pla; de las también inéditas Memòries desatadas (y aleccionadoras) de Carles Fages de Climent, editadas a cargo de Narcís Garolera; de la deslumbrante (incluso demasiado) lección de periodismo narrativo contemporáneo de la argentina Leila Guerriero en su recopilación de grandes artículos Zona de obras; así como la relectura del clásico de turno que era estos días en mi mesilla de noche el espíritu acerado de Bernard Frank y su Un siècle debordé.
De toda esa mezcla en paralelo, Picadura de Barcelona de Adrià Pujol Cruells es la lectura que me ha sorprendido con una fuerza más estimulante e inesperada, sin duda en estado bruto y por ello más cargada de golpes ocultos, de caminos que me han excitado la curiosidad y el deseo de explorarlos, aunque sea sin la comodidad de lo ya establecido o precisamente por eso.
Aquel ejemplar comprado con el 5% de descuento el Black Friday de la presentación se encuentra ahora cargado de páginas con los ángulos doblados, notas al margen, subrayados, recordatorios para volver a recorrer los caminos nuevos que propone. Hace tiempo que perdimos la inocencia a propósito de la chanza sobre la gran novela moderna pendiente de Barcelona. Lástima, ahora que justamente acaba de publicarse.
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