La púdica foto de la muchacha desnuda de la larga cabellera fue tomada en 1936 a Dina Vierny, joven actriz y modelo de artistas criada en París. A los 15 años se convirtió en modelo y musa del escultor Arístides Maillol, que tenía 73. No solo marcó la última década de producción del maestro. Determinó su posteridad, convertida en heredera y activa administradora de su obra. Tres años después de la muerte del escultor de Banyuls, Dina Vierny abrió en 1947 en París una pequeña galería de arte en la Rue Jacob, convertida en referencia de la modernidad. Al mismo tiempo se consagró a la gestión del legado de Maillol, más aun
después de convertirse en heredera universal de su obra y sus propiedades, a la muerte del hijo único Lucien Maillol en 1972.
después de convertirse en heredera universal de su obra y sus propiedades, a la muerte del hijo único Lucien Maillol en 1972.
En 1981 creó la Fundación Dina Vierny para promover el Museo Maillol de París. Abierto parcialmente aquel año, fue inaugurado en su globalidad en 1995 por el presidente Mitterrand en el edificio rehabilitado de la Rue de Grenelle nro. 59, muy cerca del Museo de Orsay y el Museo Rodin.
Dina Vierny quiso que el taller del valle de Banyuls donde convivió con Maillol se convirtiera en pequeño museo filial del de París y que los restos del escultor reposasen aquí bajo un ejemplar de su escultura más conocida, el monumental desnudo femenino llamado Mediterrània.
En 1901 el artista, que hasta entonces se había dedicado a la pintura y los tapices, sufrió la inflamación ocular que le dejó sin visión nítida durante seis meses, obligándole a alejarse de los tapices. Lo llevó a la escultura, practicada en pequeños formatos de estatuillas en madera y terracota. Henri Matisse le ayudó con el molde en yeso de la estatuilla de una pensativa mujer sentada que en 1905, trasladada al gran formato, se convirtió en Mediterrània.
Con aquellas primeras estatuillas Maillol participó en exposiciones colectivas y la primera individual de 1902. El consagradísimo Auguste Rodin le compró una y el crítico de arte Octave Mirbeau publicó un artículo bautismal: "No conozco en toda la escultura moderna una pieza tan absolutamente bella como Leda, tan absolutamente obra maestra". En la vanguardista Revue Blanche también aparecieron reseñas elogiosas, lo que animó a Maillol a convertir una de las estatuillas en la escultura monumental que representó tres años más tarde su primer triunfo, su consagración por la puerta grande como sucesor de Rodin.
Dieciocho de aquellas estatuillas de Maillol en terracota y las fotos de las piezas tomadas por Frank Horbat son objeto estos días de una exposición comisariada por Àlex Susanna en los Espais Volart de la calle Ausiàs March de Barcelona, hasta el 15 de diciembre.
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