Todas las épocas replantean en alguna medida las pautas de conducta y modelos culturales de la anterior, eso se llama evolución. Ahora la plataforma televisiva HBO anuncia que retira temporalmente de la programación el film clásico Lo que el viento se llevó hasta que lo acompañe con una explicación que denuncie el racismo de aquel momento, dentro de una decisión forzada por las movilizaciones callejeras en curso. La discriminación racial histórica solo es uno de los paradigmas divulgados a escala universal por la gran industria norteamericana del cine. Otro de sus cánones ha sido el triunfo
sistemático del amor romántico, gracias al cual un chico apuesto y una chica encantadora siempre acaban siendo felices a pesar de las dificultades.
La idealización romántica ha existido en todas las épocas, lo que ha cambiado es el volumen de la caja de resonancia de las multinacionales del entretenimiento y por lo tanto su influencia sobre la mentalidad general. Cada día resulta más difícil abrir una novela o empezar a mirar una película sin verse asaltado por una historia de amor que alcanza lo que parecía improbable: poder amar y ser amado felizmente. La proporción se ajusta poco a la realidad, tal vez como efecto compensatorio y evasivo, como utilidad pavloviana de la ficción.
En la vida real el amor es más vulnerable. Puede contener el engaño, la crueldad, el simulacro. Dicen que el amor es inventarse al otro y mejorarlo, dicen muchas cosas del amor. Lo que oculta la idealización del amor romántico es que para alcanzar el ideal se tiene que picar piedra material con un espíritu de equilibrio y comprensión que no siempre guarda relación con las películas.
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