Ayer acudí al Palau de la Música a escuchar el concierto de la joven pianista alemana de origen familiar iraní Schaghajegh Nosrati con un repertorio de atractivo asegurado: la Partita nro. 2 de Bach, el Andante con Variazioni de Haydn y la sonata Appassionata de Beethoven. Un concierto es más que una audición en vivo. Junto a la calidad de la interpretación, intervienen otros dos factores primordiales: la acogida ambiental que es capaz de ofrecer la sala en cada caso y la predisposición que el espectador lleva puesta antes de empezar, su humor del día. Este mes de agosto el Palau de la Música programa conciertos con un loable
esfuerzo de adaptación a las condiciones sanitarias en vigor. No puede hacerlo con grandes orquestas sinfónicas, pero sí con solistas y cuartetos, con una parte limitada del aforo a la venta y precios relativamente reducidos. Representa una opción de “no vacaciones” que se agradece dentro del confinamiento más o menos relajado.
La sala grande del Palau presenta ahora un esponjamiento de público que la reviste con un clima y un confort casi íntimos, en familia, como de vacaciones activas. Eso contribuye a la predisposición a la hora de disfrutar del concierto por parte del asistente que ha comprado la entrada en plena canícula, fuera de los abonos de temporada y las grandes citas cotizadas del año.
Se trata de saborear música en vivo sin las alharacas habituales. Estos conciertos de agosto en el Palau son una delicia, lo experimenté a raíz del reciente concierto del Quartet Gerhard y de nuevo ayer con la pianista Schaghajegh Nosrati. Es alumna de Sir Andràs Schiff, quien apuntó la “sorprendente claridad, pureza y madurez” de la joven intérprete al ganar el Premio Internacional Bach de Leipzig en 2014. Al año siguiente grabó el Arte de la Fuga de Bach y en 2017 los conciertos para piano y orquesta del mismo compositor.
Ayer la orquesta no estaba, pero la solista sí. Pasé todo el concierto con la deliciosa sensación de encontrarme cómodamente instalado en una hamaca refrigerada, acunado en vivo por el gran repertorio de piano en manos de una intérprete de talento. La predisposición del asistente estaba, lo demás también.
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