14 may 2012

Al paisaje le conviene una poco de dinamita

La restauración del paraje donde se levantaba el hoy derribado Club Mediterranée del Cabo de Creus ha sido seleccionada para los próximos premios FAD de arquitectura como muestra ejemplar del hecho que derribar y restaurar puede resultar tan noble, constructivo y necesario como edificar. La historia universal del urbanismo en cualquiera de sus modalidades se ha llevado a cabo frecuentemente sobre las ruinas de la etapa anterior, en una "destrucción constructiva", un cambio permanente del escenario de vida sin el que todavía nos encontraríamos en la era de las cavernas. La Barcelona de hoy, por poner un caso, sería difícilmente transitable sin la cantidad de dinamita empleada apenas
la primera década del siglo XX en abrir la Vía Layetana para conectar el Ensanche con el puerto, trinchando inevitablemente un sector de la Ciudad Vieja, en una decisión que ahora nos parece sensatísima. También al litoral, donde se han cometido tantas barbaridades, le convendría mucho una calculada cantidad de dinamita como la del antiguo Club Mediterranée, una restauración del paisaje dentro de lo posible, como se ha realizado en ese paraje ahora galardonado.

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