Setenta años después de los hechos, acaban de publicarse por primera vez las 865 espléndidas cartas amorosas intercambiadas entre el escritor Albert Camus y su amante y actriz de origen español María Casares. La apasionada relación iniciada en 1944 en París, cuando él tenia 30 años y ella 21, duró hasta que Casares supo que Camus esperaba mellizos de su esposa. Posteriormente mantuvieron la amistad y se siguieron viendo, hasta la muerte del escritor en accidente de carretera en 1960, tras recibir el premio Nobel. Ahora uno de aquellos mellizos, la hija Catherine Camus, ha dado luz verde a la publicación del epistolario. Albert Camus siempre coleccionó amantes en paralelo a sus dos matrimonios. En 1958 escribió a María Casares: “¿Celosa? ¿De qué? Hoy reinas tu y lo que hay entre nosotros no puede compararse ni de
lejos a nada de lo que caracteriza los días del mundo”. Ella le contestó que “le amaba sin remedio, como se ama al mar”.
lejos a nada de lo que caracteriza los días del mundo”. Ella le contestó que “le amaba sin remedio, como se ama al mar”.
María Casares era la hija del jefe del gobierno republicano español Santiago Casares Quiroga y se convirtió en primera actriz en París. Su liaison con Camus se produjo en una época en que aun no imperaban los paparazzi.
La calidad literaria espontánea de las cartas de la pareja es elevadísima. La hija y heredera de los derechos den autor de Camus tiene mucha razón al afirmar: “Sus cartas hacen que el mundo sea más grande, el espacio más luminoso, el aire más ligero por el mero hecho de haber existido”.
Albert Camus no era exactamente un Don Juan, más bien un apasionado coronado con el premio Nobel de literatura. Al final tan prematuro de su vida, a los 47 años, mantenía sin ocultarlo cuatro relaciones de pareja intermitentes pero simultáneas y estables: su segunda esposa Francine Faure, María Casares, la también actriz teatral debutante Catherine Sellers y la joven y bellísima estudiante danesa de 22 años residente en París que él llama simplemente Mi en los dietarios.
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