Dionís Baró cantando patacadas |
Varias localidades catalanas celebran el 20 de enero la romería de San Sebastián. Es una fecha generalmente favorable, en el litoral, a plácidas menguas de enero y a tramontanadas radiantes y benevolentes en los puntos resguardados. "Por San Sebastián, tramontana en el Ampurdán". El dicho se verificó plenamente el último 20 de enero. Fue un día de sol glorioso, esmaltado a partir de mediodía por la tramontana.
En el atrio de la ermita cadaquesense de San Sebastián, de propiedad particular en la ladera de la montaña del Pení, sube aquel día la cobla, se bailan sardanas invernales desentumecedoras y se escuchan los cantos
improvisados de las patacadas. Una vez realizada la cosecha de la temporada turística, los cadaquesenses se reúnen como para volverse a contar.
La ermita luce por la blancura aislada en el centro de la montaña pizarrosa del Pení. Se llega mediante la pista forestal que serpentea durante cerca de cinco kilómetros. Desde sus 400 m de altitud ofrece una panorámica deslumbrante de Cadaqués, los dos faros y el cabo de Creus. La verja metálica del camino se encuentra abierta este día. El actual propietario, Sebastian Guinness, recibe a todo el mundo vestido de perfecto irlandés, antes de que centenares de cadaquesenses se diseminen por los bancales de piedra seca de su bosque bien mantenido de alcornoques para preparar las brasas del almuerzo.improvisados de las patacadas. Una vez realizada la cosecha de la temporada turística, los cadaquesenses se reúnen como para volverse a contar.
La ermita consta de una nave con planta de cruz latina, ábside semicircular y campanario de espadaña, junto a la residencia anexa. Pasó a manos privadas a raíz de la desamortización de los bienes eclesiásticos del siglo XIX. Salvador Dalí tuvo intención de comprarla cuando era propiedad del industrial Miquel Hostench Bordas, en los años 1940, sin consumarlo.
La acabaría comprando Jonathan Guinness, acaudalado y excéntrico heredero del título familiar de barón de Moyne y de la empresa cervecera multinacional, de la que fue director no ejecutivo del 1960 al 1988. En 1964 se casó en segundas nupcias con Suzanne Lisney, con quien compartió la residencia de verano a esta ermita cadaquesense. Tendrían dos hijos, Sebastian y Daphne Guinness, nacidos a Londres en 1964 y 1967. Una vez divorciados, Suzanne Lisney mantuvo el nombre de lady Moyne y la residencia en la ermita cadaquesense de San Sebastián, hasta su muerte acaecida en esta propiedad el 2 de octubre de 2005.
La fiesta se inicia con el repique de les campanas de la ermita y la misa apiñada en su interior. El oficio concluye con el canto colectivo a San Sebastián, como un himno del pueblo, de un origen bien detallado en el reverso de la letra por el historiador Pep Vila. Prosigue en el atrio con tres sardanas concurridas. Acto seguido la gente se despliega para almorzar en los bancales de los alrededores Entonces el bosque emite entre las hojas vibrátiles de las encinas casi tanta humareda como el Vesubio, por las decenas de fogatas sobre las que cada grupo prepara sus arroces, costillas o tiras de tocino.
Las patacadas se entonan después de comer, con el combustible renovado del ágape, el alioli y el vino. Son un corro propio de Cadaqués, bailado en círculo, con cuartetas de versos satíricos rimados de forma improvisada. El cantador recita la patacada acompañado por todos aquellos que le rodean, como en sardana. Después de la cuarteta, añade a guisa de refrán fijo:
Ella em punteja, em punteja,
ella em punteja a peu pla.
Porta sibilles de plata,
porta sibilles de plom.
Qui la ballarà més bé?
Jo i el pare,
jo i el pare.
Qui la ballarà més bé?
Jo i el pare
i en Peret.
Si en Peret no vol ballar
garrotades, garrotades,
si en Peret no vol ballar
garrotades hi haurà!
Y las hay entre los participantes del corro, aunque menos contundentes que antiguamente. A menudo las patacadas tienen sabor picante:
Una figa per ser bona
Y las hay entre los participantes del corro, aunque menos contundentes que antiguamente. A menudo las patacadas tienen sabor picante:
Una figa per ser bona
ha de tenir tres senyals: sequellona, colltorcida
i pessigada p'es pardal.
Ai mare si aneu a dalt
Ai mare si aneu a dalt
baixeu-me sa ganiveta:
que me vull tallar es pardal
que me surt de sa bargueta.
La xicota que jo volia
La xicota que jo volia
no era bona per casar
el que jo li demanava
no m'ho va voler donar.
A sa muntanya des Pení
A sa muntanya des Pení
una dona collia olives
i de tant vent que feia
li aixecava les faldilles.
Un home que la va veure
badava com un badoc.
Com que no portava calces
se li veia tot s'abricoc.
Otras se refieren a la actualidad local:
Alcalde i regidora
una foto els hi faria,
els posaria un bon marc
i després els penjaria.
Desde años atrás despunta el cantador cadaquesense Dionís Baró Nofre, convertido en una esperada comparecencia. La fiesta acaba cuando todo el mundo baja de nuevo al pueblo y se bailan tres sardanas más, la última de las cuales es siempre la extraordinaria “Cap de Creus”, del maestro cadaquesense Rafael Cabrises (1888-1950). Muchos no podemos dejar de tararear la inspirada letra que Joaquim Gay puso a esta sardana:
Cadaqués, bell Cadaqués,
de la costa empordanesa
n’ets el més plàcid recés.
Portixol bonic que mires cara al sol ixent.
Llumener del món antic,
per sempre visca Cadaqués
per tradició de nos con nos.
Que rica i manyaga n’és l’hora de l’amor
si s’encén una espurna d’il.lusió en el cor;
que les flores perfumen la il.lusió joiosa i
amb tristor i recança l’ombra del record.
L’amor és ànsia mai decandida
d’un breu miratge que ens fa somniar.
Quan la meva enamorada encara n’era fadrina
va donar-me una besada en el Sol de l’Engirol.
I el record dels seus petons és el goig y regalia
d’aquesta terra encisada que omple tot sa meua vida.
Un aire en tenia d’escarquillada,
la cara aixurida, el peu polidor,
era una nina, flairosa aimada,
amb ullets d’àngel i els cabells d’or.
Cap de Creus, roquisser ennerat
pels bruels del vent i el trapeig del mar,
tens al Pla de sa Brama arrel
que con coral y alguer el Pirineu plantà.
Ets de Déu l’encunyat somrís
quan un jorn et féu paradís
i creà Portaló, sa Freu, Culleró, Culip, Portlligat!
Cadaqués, dolça estimada, n’ets i seràs la pubilla
que agruma totes les gràcies:
jo et duc dins de l’ànima, oidà!
Ecos de la jet set
Daphne Guinnes, la hija de la última propietaria, pasaba los veranos en Cadaqués. Ahora se ha convertido en célebre millonaria y musa de la jet set internacional, tildada de “lady Gaga de la moda”. El Fashion Institute of Techonology de Nueva York le dedicó una exposición en 2011 y la revista Vogue dos portadas. A los 19 años se casó con Spyros Niarchos, heredero del armador griego, del que se divorció doce años más tarde con una asignación de 40 millones de dólares, que se venía a sumar a su propia fortuna familiar.
Según la prensa especializada, mantiene una relación sentimental con el filósofo francés Bernard-Henry Levy, casado con la modelo, cantante y actriz Arielle Dombasle. En una entrevista al Harper’s Bazaar de febrero del 2011, Daphne Guinness declaraba a propósito de BHL: “He intentado ser lo más elegante posible. Pero cuando las cosas son reales, es preciso proteger lo más valioso. He is quite obviously the love of my life”. Al mismo tiempo publicaba en su Twitter las fotos de les vacaciones compartidas con el conocido pensador francés.
Daphne Guinness y BHL no aparecieron en las patacadas cadaquesenses, en la ermita donde ella veraneaba y donde su madre vivió hasta e final. La ausencia pasó desapercibida.
Según la prensa especializada, mantiene una relación sentimental con el filósofo francés Bernard-Henry Levy, casado con la modelo, cantante y actriz Arielle Dombasle. En una entrevista al Harper’s Bazaar de febrero del 2011, Daphne Guinness declaraba a propósito de BHL: “He intentado ser lo más elegante posible. Pero cuando las cosas son reales, es preciso proteger lo más valioso. He is quite obviously the love of my life”. Al mismo tiempo publicaba en su Twitter las fotos de les vacaciones compartidas con el conocido pensador francés.
Daphne Guinness y BHL no aparecieron en las patacadas cadaquesenses, en la ermita donde ella veraneaba y donde su madre vivió hasta e final. La ausencia pasó desapercibida.
0 comentarios:
Publicar un comentario