Wislawa Szymborska |
de política. ¿Qué nos queda? Puedo hablar con ustedes de animales, de plantas, un poco del amor y un poco de la amistad. ¿Qué quieren tomar? ¿Coñac o martini?”.
Deseo recordar en este momento su poema “Contribución a la estadística” del libro Instante:
De cada cien personas, las que todo lo saben mejor: cincuenta y dos,
De cada cien personas, las que todo lo saben mejor: cincuenta y dos,
las inseguras de cada paso:
casi todo el resto,
las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve,
las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro, o quizá cinco,
las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,
las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,
las capaces de ser felices:
como mucho, veintitantas,
las inofensivas de una en una,
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,
las crueles
cuando las circunstancias obligan:
eso mejor no saberlo
ni siquiera aproximadamente,
las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,
las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta,
aunque quisiera equivocarme,
las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,
las dignas de compasión:
noventa y nueve,
las mortales:
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.
(Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano. Ed. Igitur, 2004).
(Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano. Ed. Igitur, 2004).
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