Los diarios informan hoy que la empresa japonesa Nissan fabricará en Barcelona el nuevo modelo de taxis londinenses, la adaptación técnica –solamente técnica—de los tradicionales, útiles y casi imperiales black cabs. El motor, el consumo y las emisiones se verán mejoradas, pero el interior se mantendrá intacto. Siempre me ha seducido subir a un black cab. Puede parecer una seducción bien prosaica, en cambio yo encuentro que son la última carroza a mi alcance. Ofrecen un diseño muy inteligente y una comodidad proverbial, que siempre he creído capaz de ser utilizada para algo más que el simple transporte. Pocos taxis de la flota londinense han
abandonado el color negro, tan solo unos cuantos para hacer honor al margen igualmente tradicional de excentricidad inglesa. Cuando me instalo a bordo de un black cab, tras haber pedido permiso al cabbie antes de subir, estiro las piernas como no podría hacerlo en ningún otro taxi del mundo y recuerdo la sentencia del londinense Alfred Hitchcock: "Es preciso guardarse de las inglesas. Esos plácidos ojos azules, esa pulcra cabellera rubia, ese pulido cutis pálido y esas piernas que no usan solo para caminar. Tomen un taxi de Londres con una de esas muchachas y miren como trenzan y destrenzan las piernas. Antes de que se den cuenta las tendrán alrededor del cuello. ¡Son peligrosas de piernas!".
Veo difícil que otro país hubiese mantenido el modelo tradicional de taxi tal como fue diseñado por la empresa Austin en 1958. Las puertas de los pasajeros se abren en el sentido de la marcha. El vehículo ahorra al cliente las contorsiones gracias a un amplio espacio interior, en el que la bancada se completa con dos asientos suplementarios plegables. Caben sin estrecheces cinco personas y sus paquetes. La corta distancia entre los ejes de las ruedas dan al coche un margen de maniobra sorprendente, como se comprueba cuando gira con facilidad en cualquier calle, describiendo una flemática y majestuosa media vuelta en la misma calzada. Los cabbies deben recibir una formación profesional exigente, de disciplina inglesa, si quieren obtener la licencia. El imperio británico hace tiempo que presenta vías de agua, pero en determinados detalles como este flota con una vieja elegancia, que ahora manda fabricar por una empresa japonesa en Barcelona.
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