La telenovela cotidiana de la partitocracia, el día a día de la actividad de los partidos políticos, ha alcanzado un grado autoreferencial y de divorcio de la realidad colectiva que cualquier comentario informativo a este propósito contribuye a engrosar su bola de nieve, en vez de desentrañarla y orientar a los lectores. Esto último ya es
prácticamente imposible desde el interior de la bola de nieve, dedicada a retroalimentar-se ella solita. ¿De qué sirven las bolas de nieve? La parte de la opinión pública interesada en ese día a día de la política general es difícilmente medible, aunque presumiblemente cansada de la pelea permanente de los partidos al margen de la política concreta, es decir, de la administración pública comprensible, práctica y resolutiva en favor de los intereses de la mayoría. En tales condiciones, prefiero comentar otros temas que me parecen más ejemplares, como la conmemoración el 16 de enero de la transmisión de fútbol en catalán número 2.000 de Joaquim M. Puyal durante los últimos 36 años. Tal vez los malévolos de costumbre pensarán que tiene poco mérito haber construido una carrera comunicativa de éxito sobre la base de cuatro patas tan seguras como la recuperación pública del catalán, el Barça, Catalunya Ràdio i el patrocinio de la Caixa. No lo veo así. Las transmisiones de fútbol en catalán de Puyal comenzaron en 1976 en Radio Barcelona, de la Cadena Ser, con un marcado criterio personal de innovación, excelencia y profesionalidad que se consolidó a partir de 1985 en la emisora líder. Joaquim M. Puyal no solo representa hoy un episodio logrado de normalización lingüística. Simboliza sobre todo aquella forma comprensible, práctica y resolutiva de trabajar que echo tanto de menos en el día a día de la política oficial. ¡Felicidades, Puyal, y gracias!
prácticamente imposible desde el interior de la bola de nieve, dedicada a retroalimentar-se ella solita. ¿De qué sirven las bolas de nieve? La parte de la opinión pública interesada en ese día a día de la política general es difícilmente medible, aunque presumiblemente cansada de la pelea permanente de los partidos al margen de la política concreta, es decir, de la administración pública comprensible, práctica y resolutiva en favor de los intereses de la mayoría. En tales condiciones, prefiero comentar otros temas que me parecen más ejemplares, como la conmemoración el 16 de enero de la transmisión de fútbol en catalán número 2.000 de Joaquim M. Puyal durante los últimos 36 años. Tal vez los malévolos de costumbre pensarán que tiene poco mérito haber construido una carrera comunicativa de éxito sobre la base de cuatro patas tan seguras como la recuperación pública del catalán, el Barça, Catalunya Ràdio i el patrocinio de la Caixa. No lo veo así. Las transmisiones de fútbol en catalán de Puyal comenzaron en 1976 en Radio Barcelona, de la Cadena Ser, con un marcado criterio personal de innovación, excelencia y profesionalidad que se consolidó a partir de 1985 en la emisora líder. Joaquim M. Puyal no solo representa hoy un episodio logrado de normalización lingüística. Simboliza sobre todo aquella forma comprensible, práctica y resolutiva de trabajar que echo tanto de menos en el día a día de la política oficial. ¡Felicidades, Puyal, y gracias!
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