La abogada y escritora argentina residente en París Marcela Iacub fue amante de Dominique Strauss-Kahn durante los siete primeros meses del año 2012 y ahora publica el libro Belle et bête (Bella y bestia) sobre el hombre al que defendió en su libro anterior Una sociedad de violadores, que les puso en contacto. El actual “libro-acontecimiento” no llegará a las librerías hasta el 27 de febrero, pero el semanario Le Nouvel Observateur le acaba de dedicar siete páginas por anticipado, en las que la autora se desahoga: “Llegué a estar enamorada del personaje más
despreciado de Francia. Fue una locura por mi parte. Con el tiempo, terminé descubriendo a un hombre que se comporta como un cerdo. Lo que hay de artista y creativo en este señor es lo que tiene de cerdo y no de hombre. El hombre es horrible, el cerdo es maravilloso, pese a ser un cerdo, es decir un ser intratable. Es un artista de las alcantarillas, un poeta de la abyección y la suciedad. El cerdo se comporta sin ninguna moral, sin preocuparse de las consecuencias de sus actos. El cerdo vive en el presente, busca el placer inmediato. Esa búsqueda sin escrúpulos puede ser asquerosa, incapaz de moral, de palabra, de sociabilidad. El único proyecto político del cerdo es el comunismo sexual: las fiestas donde hombres y mujeres se intercambian en todo momento. Strauss-Kahn no es un violador. Su problema es su egoísmo, su pobreza espiritual, su insensibilidad hacia el prójimo”.
despreciado de Francia. Fue una locura por mi parte. Con el tiempo, terminé descubriendo a un hombre que se comporta como un cerdo. Lo que hay de artista y creativo en este señor es lo que tiene de cerdo y no de hombre. El hombre es horrible, el cerdo es maravilloso, pese a ser un cerdo, es decir un ser intratable. Es un artista de las alcantarillas, un poeta de la abyección y la suciedad. El cerdo se comporta sin ninguna moral, sin preocuparse de las consecuencias de sus actos. El cerdo vive en el presente, busca el placer inmediato. Esa búsqueda sin escrúpulos puede ser asquerosa, incapaz de moral, de palabra, de sociabilidad. El único proyecto político del cerdo es el comunismo sexual: las fiestas donde hombres y mujeres se intercambian en todo momento. Strauss-Kahn no es un violador. Su problema es su egoísmo, su pobreza espiritual, su insensibilidad hacia el prójimo”.
Que me perdone la señora Marcela Iacub, pero todo eso se sabía perfectamente a principios de 2012, cuando inició su relación con él. El libro se venderá como baguettes crujientes y volverá a hacer rica una de las mujeres que, en situaciones muy distintas, han pasado por las manos del árbol caído, del que todo el mundo saca tajada, incluso mi estimado Nouvel Obs. Ah, por cierto, uno de los libros de Marcela Iacub traducido al castellano se titula Confesiones de una devoradora de carne (Editorial Clave Intelectual, Madrid 2012).
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