El coche oficial debería desaparecer en el mundo de hoy, no solo reducir la cantidad. Su sola existencia, multiplicada y ostentosa, constituye una afrenta a la calidad del sistema democrático, tan averiado. Dentro del plan de reforma administrativa, el gobierno central anunciaba ayer que estos vehículos disminuirán de 930 a 630 y los chóferes oficiales en nómina de 1.002 a 852 personas, sin precisar a qué organismos oficiales en concreto se refiere, dado que numerosas administraciones públicas disponen de ellos para sus cargos. En Cataluña, durante el gobierno tripartito de izquierdas, la Generalitat contrató en 2008 por
concurso público a la empresa de taxis de lujo Litoral Limousines para atender los desplazamientos en coche oficial de más de 200 altos cargos, una vez desbordada la capacidad de horas extras de la plantilla de 133 conductores oficiales fijos y en nómina del gobierno autonómico. El contrato de refuerzo, inevitablemente publicado a raíz del concurso público, era por dos años y ascendía a 1.152.000 euros.
Un total de 34 altos cargos de la Generalitat tenían derecho en aquel momento a coche y chófer oficial cada día a plena disposición, mientras que otros 200 lo podían utilizar en función de sus necesidades diarias. Disponían de coche oficial de la Generalitat los presidentes y expresidentes, los consellers, los siete delegados del gobierno autonómico a lo largo del territorio, los secretarios generales y sectoriales de cada conselleria, los directores generales o cargos asimilados y el personal de apoyo que acompaña todos estos altos cargos en sus desplazamientos de trabajo, además de los miembros del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Una actualización de los datos a fecha de hoy sería de gran interés, más aun si se publicasen de forma transparente y englobasen todos los coches oficiales y paraoficiales en actividad en las distintas administraciones, no solo aquellos que dependen de la presidencia del gobierno central o autonómico. Los gestos simbólicos de ahorro público en coches oficiales representan pequeñas cantidades dentro de los gastos generales, pero la política también se hace con gestos simbólicos y este capítulo en concreto escuece especialmente.
i les hores que es passen amb el motor en marxa per mantenir la "temperatura ideal"...? despesa de combustible i més danys al medi ambient
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