Del mismo modo que lo hizo Ferran Mascarell, compañero suyo socialista de gobierno en la Generalitat, Ernest Maragall tiene todo el derecho a cambiar también de partido. El mundo seguirá girando a pesar de ello. Si además Ernest Maragall se presenta de nro. 2 en una lista electoral de otro partido que el suyo de siempre y por lo tanto aspira a que los ciudadanos le voten y le hagan confianza, entonces convendría que su cambio de siglas resultase comprensible, que no pueda ser visto como un cálculo individual más que una acción política, una decisión personal más que ideológica. Los llamados miembros
del sector catalanista del PSC que ejercieron responsabilidades de gobierno con el president Maragall y con el president Montilla (pienso en Quim Nadal, Antoni Castells, Montserrat Tura, Marina Geli, Ernest Maragall, Ferran Mascarell) nunca se distinguieron por posturas muy coordinadas entonces ni tampoco luego. Algunos, no todos, han publicado últimamente libros memorialísticos o recopilatorios que no agotan ni mucho menos el debate presumible entre las posturas que se les atribuían, su acción de gobierno y la actualidad política del país. Algunos, no todos, han cambiado de partido. Esquerra Republicana, con Ernest Maragall, ha fichado a un apellido. El fino estilista Antoni Puigverd sacaba el pincel gordo y escribía el miércoles en La Vanguardia: “La gente se mueve como lo ha hecho siempre: siguiendo el viento que sopla”.
del sector catalanista del PSC que ejercieron responsabilidades de gobierno con el president Maragall y con el president Montilla (pienso en Quim Nadal, Antoni Castells, Montserrat Tura, Marina Geli, Ernest Maragall, Ferran Mascarell) nunca se distinguieron por posturas muy coordinadas entonces ni tampoco luego. Algunos, no todos, han publicado últimamente libros memorialísticos o recopilatorios que no agotan ni mucho menos el debate presumible entre las posturas que se les atribuían, su acción de gobierno y la actualidad política del país. Algunos, no todos, han cambiado de partido. Esquerra Republicana, con Ernest Maragall, ha fichado a un apellido. El fino estilista Antoni Puigverd sacaba el pincel gordo y escribía el miércoles en La Vanguardia: “La gente se mueve como lo ha hecho siempre: siguiendo el viento que sopla”.
Joaquim Nadal preside ahora la Taula pel Dret a Decidir en Girona y el Institut de Recerca en Patrimoni Cultural, creado por la Generalitat y la Universitat de Girona. Antoni Castells declaraba en diciembre pasado al diario Ara que el federalismo que él defendía “es una causa fracasada”.
El hermano mayor de Ernesto Maragall, Pasqual Maragall, hablaba de la omertá, la ley de silencio o código de honor endogámico que caracteriza a los poderes establecidos catalanes. En el libro del 2002 Els orígens del futur, escribía Pasqual Maragall: “Ahora la burguesía catalana asiste –incluso preside-- los aniversarios de la fundación de Comisiones Obreras o del PSUC, pero aun rige en su seno una omertá, un libro de estilo no escrito, en virtud del cual algunas cosas no se pueden decir en la acción política”. En el libro posterior Espíritu federal (Escritos políticos), añadía en 2009: “Tal vez deberemos sacrificar aspectos aparentes de la calidad (una cierta privacidad tranquila del llamado “sosiego” mediático) si es el precio de una vivacidad mediática y política mayor. La omertá siempre ha sido confortable, pero a la larga resulta trágica”.
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