Lo que se ve la foto adjunta puede parecer irrisorio, triste, modestísimo y sin ningún tipo de glamur. Para mi, en cambio, es como un altar de la patria, el templo de un oráculo, un santuario civil, un punto de referencia nacional (ahora se llama una estructura de Estado). He peregrinado hasta él con el máximo interés, acompañado por los mejores especialistas. No me he inclinado devotamente porque su función es exactamente la contraria: alzarse erecto, abrir la mirada y ensanchar el pecho. Es la Estación Meteorológica Automática o EMA de Portbou, integrada en la red del Servicio Meteorológico de Cataluña, situada desde 1998 cerca de la casilla aduanera del Coll dels Belitres, a 196 metres de altitud, en la montaña litoral fronteriza. Su anemómetro, a 10 metros del suelo, es el que registra y envía los datos sobre las tramontanadas más fuertes del país, las ventoleras más poderosas de toda la Península Ibérica. En este punto preciso la tramontana siempre ha batido sus propios records de 200 km/h, como se volvió a registrar en octubre de 2007. También es verdad que el anemómetro que suministra los datos al Servicio Meteorológico de Cataluña se encuentra en una
loma encarada al viento, con velocidades más elevadas que las que soplan en la tierra baja. En cambio, el máximo registro histórico del mistral (rama bifurcada de la tramontana) en el Observatorio del Ebro desde su fundación en 1905 tan solo es de 159 km/h, el 26 de marzo de 1983.
loma encarada al viento, con velocidades más elevadas que las que soplan en la tierra baja. En cambio, el máximo registro histórico del mistral (rama bifurcada de la tramontana) en el Observatorio del Ebro desde su fundación en 1905 tan solo es de 159 km/h, el 26 de marzo de 1983.
A raíz del episodio de viento del 24 de enero de 2009 esta Estación Meteorológica Automática o EMA de Portbou marcó oficialmente de nuevo una racha máxima de tramontana de 200,2 km/h. Pero no es necesario caer en el culto a las plusmarcas ni en las truculencias atribuidas a la tramontana de forma exagerada. La misma EMA estableció aquel mismo día que la velocidad media de la tramontana a lo largo de 30 minutos fue aquí de 99,7 km/h, mientras que en la estación de la Saloria (Pallars Sobirá, a 2.455 metres de altitud) el mismo registro fue de 117,7 km/h (y de 161,6 km/h su racha máxima).
Actualmente el Servicio Meteorológico de Cataluña dispone de una red de 170 estaciones automáticas como esta a lo largo del país, con un reparto desigual (por ejemplo 8 en el Alto Ampurdán, 6 en el Bajo Ampurdán, 2 en La Selva, 4 en el Gironés, 2 en la Garrotxa, 2 en la Cerdaña, 1 en el Pla de l’Estany). Los sensores de la mayoría de dichas estaciones miden de forma sistemática la temperatura del aire, la precipitación, la humedad relativa del aire, la velocidad y la dirección del viento, la irradiación solar, la presión atmosférica y, en algunos casos, el grosor de nieve.
El punto álgido de la EMA de Portbou en lo referente a la tramontana presenta un inconveniente revelador de la distancia entre la técnica oficial y la realidad vivida sobre el terreno: nadie sabe nombrar con exactitud dónde está situada, cómo se llama el punto donde se encuentra. Los documentos oficiales la sitúan en la Punta de l’Ocell, pero este topónimo tan solo designa la punta litoral, a orillas del mar, no la loma donde se halla en realidad. Tampoco queda nada claro que pueda llamarse Puig Cervera, como lo sostiene la documentación oficial del vértice geodésico fronterizo situado a pocos metros, dado que este topónimo designa el cabo litoral siguiente.
Acompañado por dos especialistas de la talla de Arnald Plujà, autor de múltiples obras sobre la toponimia del Cabo de Creus, y del biólogo de Josep M. Dacosta, coautor de un libro sobre la tramontana y conocedor palmo a palmo del territorio de este viento, solamente pudimos establecer que la EMA de Portbou se encuentra a medio camino entre el Coll dels Belitres y el Puig de las Freses, muy a segundo término de la Punta de l’Ocell, en la línea de cresta fronteriza de partición de aguas. Desmentimos pues la atribución oficial a la Punta de l’Ocell, pero no logramos consensuar ni resolver el interrogante que nos condujo a los tres hasta allí. Somos un país a medio hacer. Resultaría impensable que el Met Office (la Oficina Meteorológica británica) o Méteo France no supieran nombrar con exactitud el punto del territorio donde levantan sus instalaciones.
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