20 oct 2015

La nueva alcaldesa de Colonia gana con arrugas y desde el hospital

Al día siguiente de ser apuñalada en la calle por un energúmeno neonazi que le reprochaba su apoyo a la política de asilo de refugiados, la candidata independiente a la alcaldía de la ciudad alemana de Colonia, Henriette Reker, que durante los últimos seis años fue concejal de Asuntos Sociales, Integración y Medio Ambiente con el soporte de los Verdes, ganó las elecciones desde la cama del hospital en que se recupera. El municipio de Colonia acogerá a 9.000 refugiados de la última hornada, según el reparto pactado con el gobierno federal. Poco antes del atentado, la abogada Henriette Reker, nacida en Colonia hace 58 años, decidió mandar repetir sus
carteles electorales porque los publicistas le habían borrado las arrugas de la cara. Se presentaba con el apoyo de la democracia cristiana CDU, los Verdes y los liberales del FDP. Obtuvo el pasado domingo el 52,6 % de los votos. El candidato socialdemócrata se quedó en el 32%, con una baja participación del 39,7 % del electorado.
Colonia no es un municipio intranscendente. Con 1 millón de habitantes, representa la cuarta ciudad en dimensiones de Alemania (después de Berlín, Munich y Hamburgo). A partir de ahora no será conocida tan solo por el Rin majestuoso que la atraviesa y la célebre catedral gótica. Antes de visitarla por primera vez, pedí consejo al benévolo amigo germanófono Josep M. Carandell. Me contestó levantándose de la silla, sacando pecho y recitando con énfasis la traducción algo ñoña de Teodor Llorente de la estrofa de Heine:

El Rin sagrado desata su fabuloso caudal 
y en sus márgenes de plata Colonia 
copia y retrata su famosa catedral

El Rin y la catedral de Colonia son fenómenos de una magnitud desacostumbrada, a los que se suma la pujante restauración del centro histórico de la ciudad tres los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, incluido el barrio medieval y la totalidad de iglesias románicas. Aprovecharon la restauración para soterrar el tránsito rodado bajo la orilla del Rin, restituida a los paseantes y al ocio ciudadano, dentro de una auténtica mutación urbana en una ciudad Antigua reluciente como nueva. El río navegable más importante de Europa occidental, que protagoniza el carácter de Colonia desde la época de la fundación romana, discurre hoy por el centro de la ciudad con una placidez de gigante paternal. 
A partir de ahora Colonia, decía, ya no será conocida tan solo por el Rin majestuoso que la atraviesa y la célebre catedral gótica. También lo será por la alcaldesa Henriette Reker.

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