El cronista perpiñanés Met Barran ha publicado en francés en su blog una reseña de mi último libro Elogi i refutació de la tramuntana, que traduzco a continuación: “El ensayista Xavier Febrés hace soplar muy alto a la tramontana. Tanto si la tramontana les gusta un poco, mucho, apasionadamente o para nada y saben leer un texto escrito en catalán, no duden en conseguir Elogi i refutació de la tramuntana. Un libro, una suma del escritor ensayista Xavier Febrés, a quien debemos ya una abundante bibliografía sobre el Pirineo, el Mediterráneo y autores como Josep Pla, Antonio Machado y Arístides Maillol. Por encima –o por culpa— del viento, este escritor transfronterizo y viajero, de pluma tan sensible como sabia, no oculta su adoración por las tierras del Empordá, el Rosellón y más allá, a remolque o arrastrado por su viento inspirador. Este valioso libro cuenta con dos capitales: popular y científico. No es la primera cita del autor con la tramontana. En 1995 ya le dedicó un monolito literario y esta vez, exactamente veinte años después, le erige un monumento de mayor envergadura, muy nutrido, madurado sobre
un considerable zócalo de documentación, desde la arqueología hasta la astrofísica, de la medicina a la energía eólica, sin olvidar las mitologías y sabidurías populares referidas a este viento.
un considerable zócalo de documentación, desde la arqueología hasta la astrofísica, de la medicina a la energía eólica, sin olvidar las mitologías y sabidurías populares referidas a este viento.
Enamorado de la tramontana y sus paradojas, Febrés no se contiene en la primera de las dos partes que forman el libro. Una parte muy subjetiva, fisiológica e intimista, erótica. Sorprende leer en determinado momento un epitalamio, un magnífico relato de bodas con el viento, mientras que en otros nos descubrimos menos analfabetos. Un libro apasionante y muy informado al mismo tiempo.
Su escritura, igual que los efectos sentimentales e intelectuales, obedecen a la vida secuencial e intermitente de su héroe, que no es aquí un héroe imaginario ni de pacotilla, sino un personaje bien real que deambula por cielo y tierra y los palpa un poco, mucho, apasionadamente o para nada. Moviliza cuando procede a cuerpo y alma, sentidos y pensamientos, la geografía física y la geografía imaginaria para modelar una cosa y la otra.
La segunda parte podría llevar a pensar, dado su título general, en un despliegue clásico de controversia filosófica: a favor o en contra de la tramontana. Esta parte, más larga y armada para el debate y el fórum de historia --con datos, hechos concretos y bibliografía de varias disciplinas, tanto meteorológicas como lingüísticas, psiquiátricas o periodísticas de autores y autoridades conocidos o no, celebrados o minorizados— constituye un formidable balance de conocimientos sobre la tramontana, la cual mantiene un soplo inasible a pesar no ser ninguna desconocida.
Balance de conocimientos muy útil en una época en que la cultura científica sube raramente al podio mediático, con un reparto bastante equilibrado entre contribuciones de profesionales o amateurs de la tramontana de ambos lados del Pirineo. Hace tiempo que sabemos que Xavier Febrés mantiene dos amores: el Empordá y el Rosellón, la Costa Brava y la Côte Vermeille, Figueres y Perpiñán. No hay terrenos secundarios para Xavier Febrés, quien trabaja como un ‘naturalista’ a la manera de Zola y empuja su indagación sobre el dios Eolo desde la mitología hasta el parque eólico del Pirineo Oriental (del que se declara de paso admirador).
Se complace en confrontar los estereotipos populares (que a veces le incomodan un poco) con los datos científicos a los que este cartesiano del siglo XXI adjudica todo crédito. Si se inclina por la ciencia (sus méritos, ventajas y posibilidades), no condena por ello la parte de verdad de nuestras creencias populares. La tramontana arranca más fácilmente un árbol o se lleva un tejado que mata a nadie con sus arrebatos, según un acertado refrán payés, de pueblo, de litoral, de interior.
En este gran libro de 120 páginas se alternan la observación y el análisis, la prosa y la poesía, el estilo lírico y juguetón con el estilo periodístico y didáctico. Describe, explica, cita y comenta sin ocultar nunca los entusiasmos o las cóleras. La tramontana estimula las neuronas, azota la sangre, resopla entre el ramaje ideas preconcebidas o tímidos proyectos inconclusos. Se detecta el incontestable sello patrimonial de los pontífices del Empordá –Dalí, Fages de Climent y Pla, por ejemplo--, aunque no se trate de ninguna opción esencialista. Shelley o Goethe, Leopardi ayer o García Márquez hoy también dejan su huella, igual que René Char o Claude Simon.
Febrés, viajero y gourmand, es un comparatista atento. Paisajes, instantes, sensaciones… Este autor, investigador y narrador quizá merecería el calificativo de hombre de zapatos de viento. Conoce todos los lugares, rincones y grandes áreas del viento. Espacios de libertad y espacios de dramas o de comedias. Lo ha encontrado en la Biblia y lo adora en mil lugares distintos, pero sobre todo en Quermançó. Conoce todos sus humores y olores, tanto los más elevados como los más bajos. Conoce todas sus fuentes e itinerarios, las lenguas, los dialectos, los argots y las tribunas preferentes (que no identificaré aquí, debe leerse el libro). Se trata de tribunas-santuario en las que tiene que consentirse el esfuerzo de darle cita, de día o de noche, en cualquier época del año, para entregarse totalmente al viento. Hasta el país del Aude, la Provenza o más allá de los Alpes. Hasta Menorca y ultramar.
Este libro de atmósferas –como diría un humorista--, enciclopédico y estiloso se encuentra habitado por mucha gente y muchas generaciones. Participa tanto de la micro como de la macrohistoria de la tierra, el aire, el clima. Posee un doble mérito para el lector que quiera sentir en la piel y hasta los huesos los misterios y los secretos: proporciona una sólida columna vertebral diacrónica y ofrece una amplia mirada sincrónica.
No es ninguna ironía, que quede claro, si damos el nombre de suma a la obra de espíritu, de geometría y finura de Xavier Febrés. Trata de arquitectura, de tecnología, de música, de canciones. De cultivo de los suelos y land art. De locura y sexo. De la tramontana y sus rachas, remolinos o calmas. Más que una tradición, un monumento o un cocktail de influencias en nuestras vidas, es el aliento vital de nuestro planeta.
El libro ha sido prologado e ilustrado fotográficamente por Josep M. Dacosta, y publicado por la Colección Josep Pla de la Diputación de Girona. Habría podido estar dedicado a Eolo y Gaya, lo que en estos momentos de COP21 no parecería fuera de lugar. Esperamos una próxima traducción de este libro al francés".
0 comentarios:
Publicar un comentario