20 dic 2015

Decadencia incompresible de algunos edificios del parque de la Ciutadella

Barcelona tiene poquísimos parques de dimensiones europeas en el centro de la ciudad y precisamente por eso resulta todavía más incomprensible la fatídica deriva que pesa como una maldición sobre los cuatro magníficos edificios modernistas alineados del lado de la Ciutadella asomada al paseo Picasso y el renovado Born: el Hivernacle, el Umbracle, el Museo de Geología y el Castell dels Tres Dragons. En cualquier ciudad moderna serían la niña de los ojos de un céntrico parque público altamente concurrido. Aquí se encuentran en artículo de la muerte y en una indefinición de usos permanente. El Ayuntamiento
acaba de anunciar la tercera restauración en pocos años (las dos anteriores datan de 1990 y 1995) del Hivernacle por un importe de 800.000 euros, aunque reconoce que no aun no sabe cuál será su uso público en el futuro. A su lado, el Umbracle es el único del mundo construido con madera de melis, una particularidad que no le ha supuesto mejor suerte en lo referente a su aprovechamiento.
Sin dejar la misma hilera del parque, el Museo Martorell de Geología fue el primer edificio levantado en Barcelona con finalidad de museo público. El liderazgo le pesa como una losa, pese a la reorganización interna de 2011. 
El Castell dels Tres Dragons, que era el rutilante café-restaurante de la Exposición Universal de 1888, para la que fueron construidos igualmente los demás edificios vecinos, se vio vaciado en 2011 del museo de Zoología (trasladado al Museu Blau del Parc del Fòrum). Aun no se ha concretado la posibilidad anunciada de dedicarlo a centro cultural dedicado a la promoción de la literatura infantil y juvenil. 
No es necesario tomar como referencia inalcanzable a los espectaculares y constantemente renovados invernaderos de los Kew Gardens londinenses, el jardín botánico más rico del mundo, a los que he conducido en algunas ocasiones a mis hijos para demostrarles que los parques de diversión más modernos, sorprendentes y admirables pueden ser estos. Bastaría, en la Ciutadella, con no dejarlos morir por falta de ideas.
Los edificios y el público ya están. Faltan los gestores, los civils servants del patrimonio existente.

1 comentarios:

  1. La indeterminación de usos, de programa cultural y de la conservación del patrimonio por parte de las instituciones clama al cielo.
    Los responsables de cultura y de la administración del patrimonio público andan perdidos, se debaten entre la frivolidad y la incultura. Desconfío de una administración municipal que todavía no nos ha dicho quién es el responsable de cultura, tal como desconfié del anterior consistorio cuya acción cultural brilló por su ausencia.
    Debemos exigir que nos expliquen qué programación tiene el Ayuntamiento en lo que a conservación del patrimonio arquitectónico se refiere y cual es el programa que sustenta su acción cultural, si es que existe.
    En particular creo que no estaría de más iniciar una serie de acciones concretas para reivindicar una acción programada referente a la conservación de determinados edificios de interés arquitectónico.
    Saludos
    Francesc Cornadó
    Francesc Cornadó

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