No es exactamente una piscina natural de agua de mar, pero eso no importa, casi lo es. Podemos llamarlo un spa salvaje, con la dosis de fantasía indispensable. Usurpa a beneficio privado un trozo de la franja costera de dominio público, aunque lo hace de forma relativamente laxa y deja espacio para sortear la injusticia. Es uno de los rincones más hermosos de los caminos de ronda de la Costa Brava, eso no se lo quita nadie. Se halla en el término de Begur, entre el pequeño puerto de Fornells y la abrupta Platja Fonda. La piscina de roca natural a la orilla del mar, abierta sin rebordes en voladizo sobre las olas, fue construida en 1967 con acierto, originalidad y permisos legales por la vecina urbanización de apartamentos Es Cau, destinada a
uso exclusivo de sus residentes. La concesión ministerial para ocupar el espacio público y el uso reservado a los concesionarios expiran en 2018, salvo prórroga.
El mar renueva espontáneamente el agua por desborde o bien, en tiempo de calma plana, el motor oculto en un cubículo de piedra la bombea. Los constructores y titulares de la concesión no pueden impedir que los paseantes del camino de ronda accedan hasta este punto, pero recuerdan en un cartelón que el uso de la piscina es privado.
En el pico del verano ponen un guarda para hacerlo respetar, con un horario que no es de veinticuatro horas al dia. El pico del verano dura poco. El resto del año aparece como una fabulosa, desierta y lírica piscina de mar y roca para quienes transitamos los bulevares de lujo natural que son los humildes caminos de ronda.
Ahora dicen que van transformar la abandonada y medio derruida depuradora de marisco de la empresa Servimar en Roses (trasladada a instalaciones más modernas del puerto pesquero) en un complejo público de piscinas naturales de agua de mar, abierto igualmente a actividades musicales y ocio nocturno en la carretera de Canyelles, bajo el castillo de la Trinitat. De momento lo dicen, figuraba en el programa electoral de CiU en las últimas elecciones municipales, cuando aun existía CiU.
Solo con que tengan en las futuras piscinas de mar de Roses la mitad del acierto constructivo de la de Begur, ya firmaría. Y con carácter público, algo más conforme al actual ordenamiento legal que la concesión ministerial de 1967 para privatizar durante cincuenta años un tramo afortunado, lírico y sin aglomeraciones de la extraordinaria franja litoral.
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