Se ha presentado en la Setmana del Llibre en Català un trabajo colectivo titulado Gira Barcelona, formado por doce narraciones encargadas a doce autores sobre las historias que pueden pasar a lo largo de un día en la ciudad. Según la reseña que me llama la atención en la prensa del día siguiente, esta novedad editorial es un indicador de que la narrativa catalana “se está abriendo a nuevos territorios y personajes fuera del cliché: protagonista catalán de clase media, que vive en el Eixample o regresa a su pueblo, tiene amigos intelectuales y le aparecen problemas sentimentales, dilemas morales o ecos procedentes de un pasado no resuelto. Casi siempre con poca experiencia directa del mal. Hay obreros polacos, pianistas rusos, escritores
argentinos, maridos en paro, inmigrantes marroquís”.
argentinos, maridos en paro, inmigrantes marroquís”.
El cliché de la narrativa catalana que dibuja el cronista no tiene precio, verdaderamente. Los autores convocados por la editora Esther Pujol han sido Jaume C. Pons Alorda, Jordi Nopca, Najat el Hachmi, Jordi Puntí, Ramon Solsona, Llucia Ramis, Roc Casagran, Sílvia Soler, Francesc-Marc Àlvaro, Berta Noy, Gerard Guix y Care Santos.
La iniciativa editorial me la llevado a recordar de inmediato el libro editado en 1993 con el título 24 escriptors. 24 hores de la Rambla, una idea de Edicions la Campana. Convocó a los autores a una habitación con balcón sobre el Pla de l’Os para que escribiesen lo que les pareciese sobre lo que veían a lo largo de la hora asignada. Joan Barril puso antes de cada capítulo una introducción efervescente, observada in situ. Todo se vio retratado hora tras hora por el excelente fotógrafo Agustí Carbonell.
En aquella ocasión los escritores fuimos, per orden de aparición en el balcón, Quim Monzó, Josep M. Carandell, Víctor Mora, Vicenç Villatoro, Maria Antònia Oliver, Joan F. Mira, Jaume Fuster, Enric Larreula, Maria Barbal, Paco Candel, Manuel Vázquez Montalbán, Ricard Creus, Màrius Serra, Avel.lí Artís Gener, Nèstor Luján, Lluís Permanyer, Marta Pessarrodona, Joaquim Soler i Ferret, Patrícia Gabancho, Jordi Sarsanedas, Rafael Vallbona, Xavier Febrés, Baltasar Porcel e Ignasi Riera, con Josep M. Espinàs como eventual suplente.
No sé si esta lista forma parte del “cliché” de la narrativa catalana que ahora se abre a nuevos territorios y personajes. Todo evoluciona, afortunadamente. Aunque puedo asegurar que en 1993 ya había en Barcelona obreros polacos, pianistas rusos, escritores argentinos, maridos en paro e inmigrantes marroquís.
Una de las autoras del último Gira Barcelona se pregunta en su narración: “¿En qué momento la parafernalia que rodea a la literatura se impuso a la literatura misma?”. Es una pregunta eterna, intergeneracional y renovada.
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