17 ene 2017

Defensa sentimental de los pubs ingleses, quizás algo tarde

Una empresa estatal china acaba de comprar el histórico pub The Plough en el pueblito de Cadsden, comarca de Buckinghamshire, conocido por su proximidad a la residencia de descanso de los primeros ministros británicos y como escenario en que se fotografían junto a sus invitados extranjeros cuando estos desean palpar el ambiente irrepetible de las tabernas tradicionales del país. La intención de los compradores es clonar este pub y su resonancia  a lo largo de toda una cadena comercial en China. En Gran Bretaña cierran 1.500 pubs cada año por falta de puesta al día, de adaptación al mercado actual. Yo creía que el
popular bar de la esquina en ciudades y pueblos ingleses era una tradición solidísima, a la que siempre rendí una firme devoción, aunque fuese con serias dificultades iniciales.
Lo primero que intenté satisfacer, décadas atrás, al llegar de visita debutante a Londres fue tomar una cerveza bitter o ale en un pub, la segunda visitar la tumba de Marx en el cementerio de Highgate y la tercera asomarme a los grandes almacenes Harrods. La más complicada de todas fue la primera. Me llevó a entender, sorprendido y desarbolado, la diferencia cultural que nos separaba.
La libra esterlina aun tenia 20 chelines y 240 peniques, no los prosaicos 100 peniques impuestos más tarde por la decimalización. Las cosas se medían o se pesaban a la manera imperial en yardas, pies, pintas, onzas y galones. El sistema métrico decimal no se impuso hasta 1995. 
El autobús al cementerio de Highgate funcionaba con una flema sin misterio, a Harrods conducía casi espontáneamente la corriente, sin embargo entrar en un pub representaba entonces una aventura indescifrable para los forasteros. Cuando el establecimiento era de alcohol “licensed” no era la hora permitida, y viceversa. 
No lo hubiese logrado sin la ayuda samaritana de un residente, quien consiguió con fabulosa comodidad que nos sirvieran la cerveza que hasta aquel momento me había resultado inaccesible a pesar de todos mis intentos, debido a la regulación alcohólica y los extrañísimos horarios legales de los pubs. El toque de queda impuesto en este terreno por las autoridades durante la primera guerra mundial de 1914 se mantuvo hasta 2005. 
Ahora llevo tiempo sin acudir a Highgate, me gustan más los almacenes Selfridges y los pubs todavía abiertos se han acostumbrado a las extravagancias de los forasteros o bien se han reconvertido en franquicias multinacionales. 
Los chinos compran con el pub The Plough una tradición clásica, sin embargo copiar es un arte que no siempre dominan. En 2010 el alcalde de Cadaqués recibió entusiasmado en el Ayuntamiento a la delegación de la empresa china que decidió clonar este pueblo catalán en un nuevo resort vacacional de casitas blancas con tejas encarnadas, una estatua de Dalí y una réplica de la iglesia. «Esperemos que cuando vean la Cadaqués de allá quieran conocer la Cadaqués de aquí», manifestó el edil. 
El pueblo de vacaciones se llama Kadakaisi y se halla en la bahía de Xiamen, provincia de Fujian, frente a las costas de Taiwan. Las fotos de la primera fase construida certifican que el Cadaqués chino se parece al original como un huevo a una castaña. Con la cadena del pub The Plough clonado sucederá probablemente lo mismo, aunque al menos los ingleses han cobrado.

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