Paso con cierta frecuencia por delante del edificio del Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona, inaugurado diez años atrás junto al Hospital del Mar y la playa de la Barceloneta. La ubicación de este equipamiento puntero vino a sugerir que puede desarrollarse investigación científica de alto nivel en un escenario rabiosamente mediterráneo. El edificio llama la atención desde el primer día por la forma troncocónica, que disminuye de altura a medida que avanza hacia la playa, como para abrazar al mar con su estructura circular que se abre en la parte frontal encarada hacia las olas y el paseo
marítimo.
marítimo.
También llama la atención por el destacado error, incomprensible hasta hoy, de revestirlo con lamas de madera denominada cedro rojo del Pacífico, calificada de resistente a la intemperie. Fue utilizada como segunda piel capaz de permitir un buen control lumínico y energético del interior, además del efecto estético evidente de cara al público.
Cada vez que paso a sus pies me resisto a creer que algunos arquitectos desconozcan tan alegremente la capacidad corrosiva del salobre. Cualquier persona que haya vivido a proximidad inmediata del mar habrá podido comprobar sin esfuerzo los inconvenientes de la humedad, especialmente sobre algunos materiales como la madera. No se ha inventado barniz contra eso.
Lo que diez años atrás era cedro rojo del Pacífico es hoy negro, lamentablemente negro, negro como el asfalto. Durante las horas de sol frontal, parece recuperar tímidamente un tono fangoso. Sin sol, presenta un alma oscura como la de algunos banqueros.
Como ciudadano que pasa a sus pies con cierta frecuencia y contribuye con sus impuestos, compruebo que la madera del revestimiento ha virado de tono con una rapidez previsible y ha perdido el efecto de calidez estética y de originalidad que constituyó su razón de ser.
Como ciudadano que pasa a sus pies con cierta frecuencia y contribuye con sus impuestos, compruebo que la madera del revestimiento ha virado de tono con una rapidez previsible y ha perdido el efecto de calidez estética y de originalidad que constituyó su razón de ser.
Celebro que el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona se haya consolidado en estos diez años como uno de los centros públicos reconocidos del sur de Europa, este el balance principal que cabía esperar de la inversión. Sin embargo, visto de afuera como lo vemos quienes nos alegramos de su existencia, la tonalidad negruzca que ha adoptado en poco tiempo lleva a pensar que algo no se hizo bien.
Tratar de cerca con el mar no siempre es fácil, pero dispone de una amplia experiencia acumulada que algunos parecen ignorar en exceso.
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