El gran emperador romano Adriano nació tres veces. Primero, el año 76 dC en la colonia hispano-romana de Itálica, cerca de Sevilla, de donde también era originario otro gran emperador de origen hispano, su antecesor y protector Trajano. Volvió a nacer por segunda vez en 1951, con el éxito desde la primera edición de Memorias de Adriano, la novela histórico-filosófica escrita por Marguerite Yourcenar. La tercera vez fue el pasado sábado en las páginas de La Vanguardia. El diario anunció con despliegue informativo y gráfico que las ruinas de la villa romana de Los Munts en Altafulla deben atribuirse a la residencia construida para alojar al emperador Adriano con motivo de su estancia en Tarraco el invierno del año 121-122 dC, según la nueva
interpretación argumentada por el arqueólogo Josep Anton Remolà. Es una gran noticia.
interpretación argumentada por el arqueólogo Josep Anton Remolà. Es una gran noticia.
La última edición del pasado mayo del festival anual Tarraco Viva, con una programación de más de 430 actos en 30 espacios de varias localidades y un presupuesto público de 325.000 euros, estuvo dedicada precisamente a la relación entre Grecia y Roma a través del emperador Adriano. En el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona se puede ver un audiovisual de 14 minutos titulado con la famosa frase de Adriano “Tarraco, ciuitas ubi uer aeternum est” (Tarraco, la ciudad donde la primavera es eterna).
Sin embargo, no nos engañemos, sobre la estancia de Adriano en Tarraco sabemos infinitamente menos, hasta ahora, de lo que podríamos saber. El despliegue del diario La Vanguardia y el presupuesto previsto de 1,5 millones de euros para restaurar la villa de Los Munts en Altafulla por parte del Museo Arqueológico de Tarragona y la Agencia Catalana del Patrimonio tienen que ser señales precursoras. De momento la cubierta de esta excepcional villa romana es de uralita, muy lejos del esplendor de la Villa Adriana de Tívoli (Roma) y de lo que merecería la villa adriana de Altafulla.
La península que fenicios y griegos llamaron Iberia se convirtió en la Hispania de los romanos, quienes la ocuparon y colonizaron durante siete siglos, de finales del III aC hasta el V dC. Los romanos transformaron Tarraco en una metrópolis del Mediterráneo occidental, de unos 20.000 a 25.000 habitantes, favorecida por la rápida comunicación marítima (cinco días de navegación) con el centro neurálgico de Roma, que sumaba un millón de habitantes.
Además Tarraco daba acceso al valle del Ebro (a través del valle del Francolí) y al interior de la península Ibérica. Capital de la provincia romana más extensa de Europa, la calificaron de felix (afortunada) y también de urbs opulentissima.
Además Tarraco daba acceso al valle del Ebro (a través del valle del Francolí) y al interior de la península Ibérica. Capital de la provincia romana más extensa de Europa, la calificaron de felix (afortunada) y también de urbs opulentissima.
La uralita de la gran villa romana de Los Munts en Altafulla ha durado demasiado. A partir de ahora Adriano espera ahí a una nueva Marguerite Yourcenar.
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